lunes, 16 de febrero de 2009

Standby

Llevo tiempo pensando en terminar, en colgar el cartel de cerrado por derribo. Pero no por derribo destructivo, sino por nueva construcción. La construcción de una nueva etapa.

Ayer pensaba en por qué creé mi blog. Siempre hay un motivo para todo, y yo no me había parado aún a analizar el por qué. Creo que fue un cúmulo de circunstancias lo que me empujó a abrir una ventana al exterior para gritar lo que llevaba dentro y que alguien lo leyera, aunque ese alguien tan sólo fuese yo. Fue la soledad sobre todo, la sensación de abandono después de un fracaso sentimental. Fue la falta de un hombro en el que llorar sin que preguntara nada, de uno que consolara de verdad. Fue la necesidad de silencio y de bullicio a la vez. Fue el vicio de conocer gente nueva y diferente a mí, la necesidad de hablar con otras gentes con las que tal vez no me sintiera fuera de lugar. Fue el aburrimiento, la rutina y las ganas de salir de ella.

Últimamente no escribo tan a menudo y llevo semanas preguntándome por qué. Y si busco en las razones por las que empecé, si comparo mi ayer con mi hoy, creo saberlo. Ya no me siento tan sola, y no es que lo esté más o menos que antes, sino que he aprendido a aceptar esa soledad que, en el fondo, es un poco elegida y voluntaria. De aquél fracaso sentimental ya nada queda salvo el recuerdo, guardado con mucho cariño, de los buenos momentos. Si miro a mí alrededor, hoy si encuentro ese hombro que no sólo se presta a apoyarme, sino que además tiene unos brazos que me rodean sin preguntas, que aprietan, serenan y guardan silencio. Mis días se llenan de bullicio y de calma a la vez. He aprendido que siempre encontraré gente con la que me sienta fuera de lugar, pero sobre todo he aprendido que eso no es tan malo. Y ahora no sólo no me aburro, sino que estoy muy motivada, y mi rutina no es rutina.

Ha caído una etapa y ha llegado otra. Y ya no siento la necesidad de escribir como antes. Al menos no tan a menudo. Y me da pena, mucha pena, bajar el telón. Y no quiero un fundido en negro con la palabra FIN. Pero tampoco voy a seguir vendiendo mi vida en fascículos online tan a menudo como hasta ahora.

No es un cierre, no es una despedida, ni un abandono. Es un standby que de vez en cuando se activará, cuando algo pulse el on. Es una forma de justificarme a mi, y a los que pasáis por aquí, por qué no escribo.

Patri.

viernes, 6 de febrero de 2009

Ángel

Cuando la vida se va, cerrando la puerta,
y te deja un vacío que ya nada ocupa,
no hay palabras que sirvan de consuelo.

Cuando se apaga la luz y te deja en penumbra
y la noche se cierra sobre tu techo,
te ofrezco mi vela.

Cuando aprietas los dientes y ahogas tus gritos
cerrando el puño que guarda tus lágrimas,
te regalo el silencio.

Cuando la angustia se clava en tu estómago
arrebatándote el aire que respirabas
te doy mi aliento.

Cuando las palabras sobran
o tal vez cuando faltan.

Cuando sabes que no habrá mañana
y que el ayer ya no existe.

Cuando se va lo que más querías.

Cuando tu alma no encuentra consuelo.

Cuando todo se acaba…

Entonces, sólo puedo abrazarte.
Mirarte a los ojos, cogerte la mano.
Susurrar con un hilo de voz temblorosa
que todo irá bien y que estoy a tu lado.