sábado, 25 de agosto de 2007

Al son de la lluvia

Llueve… llueve afuera y me refugio en mi guarida.
Un cigarro y una vela se consumen lentamente. Vuela el humo que desprenden; denso el del cigarro, suave el de la vela. Estoy sola.

Doy un sorbo a un té helado y cierro los ojos. Respiro el silencio. Sola conmigo misma… sola con la vela… sola con el humo de mi cigarro.
Activo el play y unos acordes de guitarra lejanos, tranquilos, pausados, comienzan a llenar la habitación, acompañando a mi silencio, a mi soledad.

“Mañana ya la sangre no estará, al caer la lluvia se la llevará”

Me dejo envolver por los sonidos, por una voz, por una letra. Mi cuerpo se balancea lentamente, se mece al son de ese ritmo lejano. Mis ojos siguen cerrados. Sólo escucho, siento y aspiro el aroma de la vela que se entremezcla con el olor a lluvia que se cuela por mi ventana… no hay mas sentidos.

“Lloras tú y lloro yo, y el cielo también… lloras tú y lloro yo, qué fragilidad”

Sigue lloviendo afuera y quizá también esté lloviendo adentro… pero yo no siento la lluvia, hoy no mojan sus gotas… yo solo quiero bailar.

Sin quererlo me levanto… mis pies descalzos tocan el suelo y comienzan a moverse despacio. Sola en mi cuarto, con los ojos cerrados y bailando lentamente, dejándome llevar. Se dibuja una sonrisa en mi cara.

Tal vez hoy llueva, pero “Nunca llueve eternamente”.