lunes, 6 de agosto de 2007

Frente al espejo.

Siempre fui cobarde.

Cuando era pequeña nunca hice nada que no debiera... siempre obedeciendo, siempre cumpliendo las normas, deberes y obligaciones... mi cobardía me impedía saltármelas, aunque en realidad tampoco quería hacerlo, porque el ser tan cobarde me impedía desear hacer eso.

La falta de valor marcó mis pasos de tal manera que si hubiera sido valiente hoy probablemente no estaría aquí, quién sabe... quizá si hubiera sido valiente hoy estaría en Australia, hablando inglés perfectamente y vendría a España de vacaciones... pero fui cobarde, no me atreví, rechacé esa oportunidad.

Fui cobarde y salí huyendo del primer tío que se me declaró... fui cobarde y perdí dos años en un trabajo que no me aportaba nada... fui cobarde y encerré años de mi vida entre cuatro paredes... fui cobarde en muchísimas ocasiones.

Pero un día tanta cobardía me superó y me revelé. Y no es que ahora sea valiente... pero soy "echá pa' alante", y aunque sea muerta de miedo, de cobardía en definitiva, soy capaz de dar pasos al frente.

Ayer alguien me dijo que soy fuerte... que ve en mí la fortaleza de querer seguir siempre adelante, de ver el lado positivo de todo, que a todo le pongo ganas y empeño... Yo le dije que no se engañara, que en el fondo bajo la máscara de fortaleza había algo frágil y sensible. Pero tiene razón, también soy fuerte, porque es cierto lo que dice, que siempre miro hacia delante, de frente, que siempre busco y encuentro el lado positivo de las cosas, incluso en los peores momentos... pero sobre todo que le pongo ganas y empeño a lo que quiero o deseo.

He descubierto que esta es la causa indirecta de mis bajones y mis decepciones... Y lo es porque le pongo tantísimo empeño a las cosas que hacen que las ganas de los demás me sepan a poco, sobre todo cuando se trata de relaciones personales (en donde incluyo todas, las de amistad, las sentimentales, las familiares...).

Cuando quiero a alguien (y donde digo quiero me refiero a todo el abanico de “quereres”) me entrego entera. Estoy ahí para todo, le pongo ganas a que la relación crezca y no ceso en mi empeño de darle a esa persona todo lo que necesite de mi... a veces incluso más. Siempre digo que doy sin esperar recibir... ¿pero acaso es verdad? No, hoy pienso que no, que es una mentira que me he inventado yo misma. No es cierto que de sin esperar porque si así fuera no tendría bajones ni decepciones cuando la gente no se entrega como yo. Pero no lo hago conscientemente, no exijo nunca que me den lo que yo doy... pero en algún lugar recóndito de mi lo espero. Y es muy difícil... soy consciente de que es extremadamente difícil que algún día llegue a sentir que alguien me aporta todo lo que inconscientemente espero.

Así que supongo que de este modo me ven algunas personas: Fuerte, echada pa’ alante y que me entrego entera. Si pongo estas características en otra persona y las observo desde afuera... reconozco que puede ser algo intimidante estar a su lado. Quizá por eso me hayan dicho mas de dos y tres veces que doy miedo y que es difícil estar a mi nivel... No lo entiendo, pero creo que se refieren a esto. Y entonces es cuando me planteo si debo cambiar y no ser como soy para no intimidar a los demás y para en definitiva no llevarme las pequeñas decepciones que me llevo por ser así. Quizá conseguiría ser un poco mas “feliz” .... pero tendría que ignorar mi esencia y lo que verdaderamente soy.

No voy a cambiar.

Alguien me dejó una vez por ese motivo, me dijo “no me veo capaz de dar lo que tu das, ni de estar a tu altura, ni de llenarte como tu me llenas a mi... sería injusto para ti que te conformaras conmigo”. Pensé que era una excusa, pero hoy lo entiendo y se lo agradezco.

Si infundo temor en algunas personas, si creen que tengo un nivel que no alcanzarán, si mi carácter decidido a veces puede causar miedo.... no es mi problema, sino el de ellos. Es más, no los quiero a mi lado, porque no me aportarán. Si yo siento que alguien está por encima de mi en este sentido, intento superarme, pongo empeño en satisfacerlo y estar a su altura si verdaderamente aprecio a esa persona y quiero estar a su lado. Si no lo hiciera sería porque no me importara esa persona todo lo que debiera, y entonces no sería justo recibir tanto sin entregar a cambio. Lo mismo espero que hagan conmigo... si no eres capaz de intentar superarte para ponerte a mi nivel, no te quiero a mi lado porque nunca darás lo suficiente y yo siempre daré más y esperaré más.

Puede sonar a “sobrada”... quien me conoce sabe que no lo soy. Esto, como todo, lo escribo para mi misma... es mirarme en un espejo y analizarme. No es una carta a nadie... a nadie que no sea yo misma. Es tratar de ver mi vida desde fuera, observarme y ver lo que soy, para tratar de ser un poco mejor.