lunes, 17 de septiembre de 2007

SPV

Tengo un manojo de nervios en el estómago. ¿Por qué? No lo sé, pero llevo todo el día así.
Analizo las posibles causas y no encuentro nada que me preocupe, ningún tema importante que cerrar o abrir, nada que me robe el sueño, ningún acontecimiento importante a la vista... No encuentro nada que pueda producirme esa sensación, y odio tenerla sin saber los motivos.
Creo que además colabora el día. Es lunes, primer lunes post vacacional. El viernes tuve reunión de departamento... ligero tirón de orejas general a todos y reorganización del sistema de trabajo, lo cual conlleva que se me exime de alguna que otra tarea digamos que sencilla, pero me aumentan la cartera de clientes y otras cargas de trabajo. El reparto no me pareció del todo mal (y eso que en mi caso más clientes no es igual a mayor sueldo, como en el caso de los comerciales propiamente dichos). El tema es que hoy ya he notado este incremento en mis tareas habituales y he tenido menos tiempo de relax.
Esta mañana cuando venía de camino al trabajo también he tenido un ligero “sustillo”. Iba conduciendo, bajando el pequeño “puerto de montaña” que hago a diario, cuando he notado que los coches de delante mía esquivaban algo en la carretera, a la misma altura que el accidente que hubo la semana antes de las vacaciones... instintivamente he pensado que era un policía regulando un poco el tráfico, pero antes de darme a penas tiempo a frenar me he encontrado de frente con un peatón. Un hombre de unos 30-35 años, con aspecto desaliñado, un brazo vendado y no se si borracho y/o drogado, en medio de una carretera con bastante tráfico a esas horas, y en un lugar en el que, para esquivarle, tienes que invadir el carril contrario, con bastante tráfico también. Estaba en medio de la carretera, jugándose el tipo, y la vida de todos los que circulábamos. Afortunadamente lo he esquivado sin problemas, pero no sin llevarme un buen susto.
Además en el curro me ha tocado tomar un par de decisiones mas o menos importantes... y esas cosas me suelen poner nerviosa cuando afectan al trabajo.
En fin... que no se si llegar a casa y ponerme una tila, irme a casa de mi primo y fumarme un canuto (cosa que no suelo hacer, pero en estas vacaciones si que he hecho...), irme a dar un paseo por las eras, encerrarme en mi cuarto a leer a Coelho, ponerme música cañera tipo Marea y gritar un poco, o simplemente tirarme en el sofá y no hacer nada en absoluto.
Odio estos días... ¿será esto lo que llaman el Síndrome Post-Vacacional? Si es así, prefiero el famoso SPM, por mucho que me joda que sobre todo los tíos le achaquen a él los cambios de humor en las mujeres.