viernes, 30 de noviembre de 2007

Friki

Resulta que el otro día alguien que –supuestamente- me quiere me dijo –así a lo disimulado- que soy un poco friki.

Me ha dado por mirar en la wikipedia el significado de friki y me he encontrado con esto: http://es.wikipedia.org/wiki/Friki. No lo voy a copiar todo, que es un coñazo, pero vamos, que yo no soy eso jajajajaja. Un poquito friki lo somos todos, no nos engañemos... pero de ahí a tanto, no señor, no.

El tema es que no me lo llamó con mala intención, sino que casi me lo tuve que tomar como un halago, porque lo hacía para “venderme”. Pero para entenderlo hay que entrar más en materia.

Resulta que tengo un don, aunque ciertamente no sé yo si no será una maldición. Este don/maldición se ha manifestado muy a menudo en los últimos años y cada vez me hace mas gracia. Consiste en que todos mis amigos y/o familiares tienen siempre a su vez un amigo y/o familiar que me quieren colocar... o a quien quieren colocarme, que también puede ser.

He pasado por encerronas de todo tipo, citas a ciegas, encuentros “casuales”, mensajes y llamadas de teléfono donde ni el que me llamaba ni yo misma sabíamos quien era el otro... en fin, un jaleo divertido a veces... comprometedor otras.

Bueno, pues esto de friki viene a cuento de la última movida de este tipo.

Mi primo tiene un amigo de toda la vida que está sin pareja ahora, y me lo está vendiendo:

- Qué majo es Lozano (llamémosle así), ese si que es un tío de puta madre. Fíjate, que me gusta para ti y que yo creo que os llevaríais genial.
- Vaya, ya me quieres vender la moto ehhhh. ¿Cuánto dices que hace que lo ha dejado la novia y está con depresión? Porque no nos engañemos, tu quieres que le quite las penas a base de risas y ...
- ¡¡Qué no boba!! Que te lo digo en serio. Lo llevo pensando mucho tiempo. Es que sois súper parecidos, los dos tenéis el mismo humor, el mismo carácter, os gustan las mismas cosas... ¡¡si hasta os parecéis físicamente!!
- ¿Ah si? ¿Tiene tetas?
- Qué tonta eres... no, pero es asi grandón como tu... bueno más. Mide mas de metro noventa.
- Menudo armario, si señor.
- Además está forrao.
- Sabes que a mi eso no me importa.
- Ya ya, pero está forradísimo.
- Bien por él.
- A ver si un día le engaño, viene a casa, y así como quien no quiere la cosa estás tu allí y os conocéis. Seguro que hacéis buenas migas enseguida... Vamos, me encantaría. Sabes que yo para mi prima no quiero cualquier cosa, y el Lozano es un tio de puta madre. Es que me encantaría que estuvieras con él - me lo decía el pavo con una cara de ilusionado tremenda, como si ya diera por hecho que Lozano y yo nos vamos a conocer, a gustarnos, a empezar a salir, a casarnos y tener hijos, y ser felices y comer perdices.
- Vale vale. No me líes más. Tu haz que coincidamos un día y así te quedas más tranquilo.

He pasado por conversaciones como ésta mil veces, así que me lo tomo con calma y un poco a guasa, porque se que luego o nunca coincidiremos, o coincidiremos y no pasará na de na.

Esta conversación la tuve en Francia mientras nos comíamos un croissant jamon/queso sentados al sol de la mañana, hace ya casi dos meses. Aún hoy no conozco al que según mi primo es el hombre de mi vida. Pero conversaciones parecidas se han sucedido en este tiempo. La última, en la que me llamaron friki, fue el domingo:

- Bueno que! Cuándo quedamos con el Lozano? – mi prima, la mujer de mi primo... mirándome a mi.
- ¿A mi me dices? Tu sabrás, que es tu amigo.
- ¿Quién es ese? – mi madre... no es cotilla, sabes.
- Pues un amigo de tu sobrino, que queremos liarle con la Patri.
- Anda, si? Y cómo es él? – y en qué lugar se enamoró de ti...no te jode.
- Pues es... pues así como ella, es que se parecen mucho. Y además es un poco friki también.

En ese momento, mi prima, que era la que había soltado esa lindeza por la boca, se quedó tan ancha, y acto seguido mi primo y yo nos miramos alucinando y movimos la cabeza negando... “no hay quien pueda con ella, siempre tiene que meter la zarpa” pensamos al unísono. Ella nos miró como diciendo “¿por qué me miráis asi? No he dicho nada malo”. Automáticamente, mi primo gruñó:

- Te has quedado a gusto ehhhh – tono irónico total jajjaaj cómo nos parecemos.
- ¿Pero qué he dicho? – cara de alucinada de la prima.
- Hombre, que me has llamado friki por to la cara jajajajjaajaja
- ¡Que noooo!
- ¿¿Cómo que no?? – los dos buldog a duo...
- Hombre... si... pero que era porque como te gusta eso de estar con el Pc liada, internet, el msn y todo eso... ¡¡pues como al Lozano, un poco friki!!
- Lo estás apañando, guapa...

La entendí perfectamente. Sé que no lo hizo con ninguna mala intención, ni que tampoco usaba el término friki en tono despectivo. De hecho me hizo mucha gracia y lo primero que pensé fue: “me llama friki... y eso que no sabe que tengo un blog en el que voy a colgar toda esta conversación jajaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa”.

Sepan ustedes que somos frikis. Si si, usted que me lee, el que va a comentar ahí un poquito mas abajo. Pero no somos los frikis de la definición que da la wikipedia (al menos, no yo). Somos unos frikis mu salaos a los que nos gusta el internete y pulular por él.

Lo del Lozano ya... eso es otra historia que dejaré para próximos capítulos, si es que los hay... que me temo que si.

martes, 27 de noviembre de 2007

Paseando por Madrid

Me gusta inventar historias.

¿Nunca lo has hecho? Párate un momento, siéntate conmigo en un banco del parque y observa cómo lo hago. Puedo perderme por horas estando aquí plantada mirando el devenir de la gente. Juego a ponerles vida a esas caras que vienen y van o que simplemente se paran, como yo, a observar las miradas.

Aquella señora de verde, ¿la ves? Fíjate bien. A pesar de sus años tiene un porte elegante. Su moño rubio bien peinado, su abrigo cepillado, tacones bajos... de joven debió ser muy guapa y aún lo es. Yo creo que fue bailarina, ¿no te parece? Observa cómo pasea el bolso, cómo camina por la acera, casi como si la acariciara. Seguro que va a recoger a su nieta a la academia de ballet. La niña heredó sus artes.

¿Qué me dices de ese chico? Si, justo aquél que está sentado en el respaldo del banco con los pies en el asiento. Pantalones caídos, sudadera con capucha, alto... Tiene cara de llamarse Pablo. Mira cómo fuma... al echar el humo se queda absorto en los dibujos que se forman en el aire. Está claro, está enamorado. Está esperando a su chica, que vendrá, carpeta en mano, de la academia de inglés, se besarán y darán un paseo alrededor del lago.

¿Damos un paseo? Vayamos por las calles. Me gusta mirar los ojos de la gente que se cruza conmigo y seguir inventando historias. Bajemos de Sevilla hasta Sol. Me encanta ese bullicio y esa mezcla de gentes... es lo que más me gusta de Madrid, o casi debería decir que es de las pocas cosas que me gustan de esta ciudad.

¿Has visto esos ojos? Los de la chiquilla que subía corriendo. Miraban rápido arriba y abajo, a un lado y a otro. Llega tarde. Se entretuvo fumando el último porro con las amigas y se olvidó de la hora. Corre porque sabe que si no coge el bus a tiempo y llega tarde a casa mamá se enfadará, no le comprará esa camiseta tan sexy que quiere estrenar para el cumpleaños de Jon y además papá le reñirá. Le asusta su padre cuando se enfada.

Me encanta esa mirada, ¿lo ves? ¿Ves a ese niño en brazos de su padre? Mira embelesado las luces que cuelgan de todos lados. ¡¡Fíjate cómo sonríe!! Le gustan más las que se encienden y se apagan. Seguro que piensa que son estrellitas guiñándole un ojo. Su mirada es aún tan inocente...

Subamos por esta otra calle hacia la plaza. Siempre hay mimos aquí. Me gusta mucho esta calle por eso. ¿Te has parado alguna vez a mirar los ojos de un mimo? Ven, parémonos aquí. Mírale a los ojos...¿no notas su calma? A penas si respira... creo que ni piensa. Es una mirada tan vacía...alguna vez me recuerda a la de... Bueno, echémosle una moneda y sigamos.

A veces siento que alguna mirada inventora se cruza con la mía. Si, inventora de historias, como yo. Y entonces me pregunto qué inventará sobre mí, qué le sugerirá mi propia mirada, mis gestos, mi modo de moverme entre la gente. ¿No te lo has preguntado nunca? ¿Acertarán? ¿Sabrán tan sólo con una mirada quién soy? ¿O será su imaginación tan libre que verán en mi una vida que no tengo?

Mira esa mujer. No es muy mayor, pero hay algo en su mirada que le hace parecer anciana. ¿Y sus ropas? Son harapientas, debe vivir en la calle. Lleva una bolsa de tela a cuadros, llena de cosas viejas... deben ser fotos, quizá del pasado. Fíjate en sus ojos, está como ida... incluso habla sola. Ya se: perdió al amor de su vida trágicamente y con él la cordura. Se volvió loca y ahora vaga por las calles de Madrid arrastrando sus recuerdos en una bolsa y hablando con él. Triste, ¿no es cierto? Pobre muchacha...

Parece que empieza a llover. ¿Nos vamos a casa? Si... estaremos mejor en casa, por hoy paseamos bastante. Ya volveremos mañana.



Comenzó a llover y las gotas mojaron el cristal de aquél escaparate donde ella se miraba, desdibujando su silueta, la silueta de una loca que vagaba sola por las calles de Madrid inventando vidas a partir de miradas y hablando con unos ojos que tan sólo ella veía.

lunes, 26 de noviembre de 2007

Cuento de invierno

Érase una vez una fugitiva en una tarde de invierno. Escondida – que así se llamaba – huía de sí misma por no encontrarse. Tuvo miedo ,así que buscó un escondite en el que refugiarse por unas horas bajo el abrigo del anonimato.

Así llegó a casa de Perdido. Entró sin llamar y se coló en su cuarto, buscó un rincón y se escondió. Perdido no daba crédito, pero intrigado esperó a que ella hablara.

- ¿Puedo esconderme aquí? Sólo por unas horas...
- ¿Eres una fugitiva? Habrás hecho algo malo para esconderte...
- No hice nada... sólo quiero que me ocultes por unas horas...
- Está bien. ¿Te gusta el mar?
- Si, pero me queda lejos.
- Desde mi cuarto, si abres la ventana se puede ver... y en las noches claras en las que el viento sopla incluso se oye y se huele.
- Entonces...¿podrías dejar abierta la ventana? Me gustaría sentirlo.
- Claro... ¿Qué quieres de mi? No te conozco. Has llegado, te has colado en mi cuarto y... y no sé qué buscas. ¿Sexo quizá?
- No exactamente. Sólo quiero una tarde, una mentira. Puedes aceptar el juego y regalarme tu tarde... o puedes pedirme que me vaya ahora mismo y lo haré. De todas formas cuando el juego acabe me iré y no te molestaré más. Ya te he dicho que sólo quiero esconderme una tarde.
- Pues... no entiendo muy bien el juego... pero me intrigas. Algo me dice que debo jugar. ¿Y qué pasa si te gusta tanto esconderte que no quieras luego marcharte?
- Puede pasar... y si pasa, quizá siga la partida.
- Acepto. Quiero jugar. ¿Puedo sentarme a tu lado?

Estaba sentada en un rincón, oculta en la sombra, en el suelo, encogida sobre sí misma. Ni tan si quiera podía verse su cara. Perdido se sentó a su lado, con las piernas estiradas. Atardecía y la luz del sol de invierno se colaba por la persiana débilmente dejando ver a penas los rasgos de un joven de aspecto tranquilo, seguro.

- Me intriga saber quién eres.
- Soy Escondida, sólo eso.
- ¿Y por qué te escondes?
- Para que me encuentren. Ni tan si quiera yo logro hacerlo.
- Pues yo te he encontrado, estás aquí.
- Pero no sabes quien soy.
- ¿Y tu si?... ¿Me dejas adivinar quién eres?
- Inténtalo.
- Vale... pero te pido una cosa: no me interrumpas. Voy a ser muy sincero y no quiero perder el hilo. Sólo déjame cerrar los ojos y te diré quién creo que eres.
- De acuerdo.

Se quedó en silencio, observando cómo él cerraba los ojos y relajaba su mente. Pensó que era buena persona...de hecho había dejado colarse en su cuarto a una fugitiva. Pero no le creyó capaz de describirla tal cual era, estaba segura de que erraría en cada una de sus palabras, pero no le importaba. Sólo quería una tarde a su lado, allí, en el suelo de su cuarto, escondidos como niños.

- No es lo físico lo que nos hace ser quien somos. No describiré cómo es tu cuerpo o tus gestos, da igual cómo seas porque tu esencia es mucho más. Sé quien eres. Eres esa chica inteligente, divertida... sencilla y compleja a la vez. Te gusta el mar, nadar, bañarte desnuda...

Era fácil. Hasta ese momento no se sorprendió, pues suponer todo aquello era sencillo. Pero llegado ese punto Perdido dejó de hablar de ella para hablar de los dos, como en trance. Lo que decía dejó a Escondida inmóvil en el sitio, sin pestañear, casi sin respirar.

- Me gusta verla reír. Tiene esa mirada que sólo tienen aquellos que cuando se miran se hablan sin palabras. Y cuando ella me mira...cuando lo hace quiero abrazarla. Es muy risueña, pero a veces llora. Me gusta hacerle reír cuando llora, o secar sus lágrimas con un beso. Es entonces, al llorar, cuando demuestra que tiene un gran corazón y que es sensible... y yo... yo sólo quiero cuidarla. A veces se esconde, y otras juega a ser Amelie. A veces le toco la guitarra hasta que se duerme, le canto canciones bajitas al oído... Otras veces me pide un cuento bajo la manta y yo me lo invento... Le gusta soñar. Se enfada poco... pero cuando lo hace le hago reír para que se le pase.

Escondida estaba perpleja. No podía entender cómo un extraño acababa de describirla por completo sin saberlo. Perdido habló más, describió incluso los rincones mas ocultos de Escondida. Había descrito lo que ella siempre había buscado.

- Esa eres tú.
- Cómo sabes todo eso... dime, quién eres tú.
- Yo sólo soy un vagabundo que anda perdido. Así me siento últimamente, vagando sin encontrarla... sin encontrarte.
- Hace poco vi uno... un vagabundo. Quise darle mi manta, pero tuve miedo. Me prometí que la próxima vez no lo tendría.
- Hiciste bien... nosotros también estamos asustados y nos da miedo que se acerquen, aunque sea para arroparnos, porque no sabemos las intenciones de esa mano que se nos brinda.
- Pero no hay de qué tener miedo... yo sólo quiero regalarle mi manta y que no tenga frío.
- Quizá un día vaya a tu portal y me siente en el suelo, pelado de frío.
- Entonces te bajaré mi manta.
- Gracias, me vendría bien una taza de caldo caliente.
- Pues llevaré un termo, y me sentaré contigo bajo la manta y te pediré que me cuentes un cuento. Pero te pido un favor... que no sea un cuento de príncipes y princesas, ni de duendes y hadas.
- Hay luna llena...Entonces te leeré las manos con luz de vela... y lo que lea en ellas será más bonito que todos esos cuentos. Está escrito en tus manos.
- ¿Por qué me cuentas todo esto? Sólo era un juego... pero creo que se está volviendo en mi contra.
- Sólo quiero que sepas que no estás sola, que hay mucha gente como tú, y como yo, y que aunque a veces no te encuentres, yo te he encontrado. ¿Sabes dónde te habías escondido?
- No...
- En mi, te escondiste en mi.
- Pues entonces guárdame. Así cuando no me encuentre sabré dónde buscar.
- Lo haré, te guardaré y esperaré a que vuelvas a buscarte...y entonces yo te encontraré de nuevo.
- Gracias.
- Tengo que marcharme, pero antes quiero regalarte una canción. Escúchala. Espero verte pronto... quizá en enero.
- ¿Enero?
- Escúchala.
- Vale. Gracias por regalarme esta tarde y por jugar conmigo.
- La partida no ha hecho mas que empezar.
- Te propongo un trato. Un abrazo por una sonrisa.
- Te propongo un trato mejor. Tu sonrisa por un beso en la mejilla.
- Hecho.
- Volveremos a vernos... quizá en enero.



“Enero en la playa” – Facto Delafe.

http://www.youtube.com/watch?v=Bvy0988-x78

Negociando gasolina

Hoy me he levantado dando un salto mortal... no, no soy de Hombres G jajajajjaa simplemente se acabó estar de baja, y aunque no estoy al 100%, prefiero estar activa a estar en casa.

Y como siempre subo al coche, calefacción a tope, pongo mi cd... esta mañana el elegido ha sido uno variadito que pedí a mi cuñado que me grabara con unos temas en concreto, bastante....digamos que rockeros, y que el cabronazo ha titulado “El rock de mi cuñáaaaa-aaaaaaaaaaaa”.

Pista 9. Banda sonora del día: La fuga. Tema: “Buscando en la basura”.

Triste,
Como el perro en la autopista;
Como una tortuga con prisa;
como una monja en un burdel.

Solo,
Como cuando tu te fuiste:
Como cuando no te rozan
Unos labios de mujer.

Hoy me he vuelto a ver...

Absurdo,
Como un domingo por la tarde;
Como las balas por el aire;
Como el puto despertador.

Inútil,
Como los besos que no diste;
Como un cuerpo que se viste
Cuando me desnudo yo.

Y ahora que voy mas solo que la luna
Negociando gasolina para este amanecer.
Ya ves, voy buscando en la basura
Unos labios que me digan: "esta noche quédate".

Como un borracho en el desierto;
Como una princesa en el metro;
Como un reo sin voz.

Como una navidad sin techo;
Como un delfín en el mar muerto;
Como la lagrima que moja tu colchón.

Vacío,
Como el corazón del rico;
Como el bolsillo del mendigo;
Como los besos de alquiler.

Confuso,
Como una noche sin abrigo;
Como las frases que ya no te escribo
Pa´ que vuelvas otra vez.

Y ahora que voy mas solo que la luna
Negociando gasolina para este amanecer.
Ya ves, voy buscando en la basura
Unos labios que me digan: "esta noche quédate".





Negocio gasolina pa seguir rodando. Razón Aquí.
Buenos días! :D

sábado, 24 de noviembre de 2007

Harta

Harta. Estoy harta de tener que ser siempre la comprensiva, de tener que estar pendiente de todo y de todos, de tener que ser yo la que siempre ceda. Harta de que me vean insensible, la chica dura que nunca sufre, harta de no poder tener un día tonto, de no poder estar sensible sin que me digan “qué rara estás”. Harta de necesitar mimos y por el contrario encontrar echaos en cara del por qué de mis rarezas. Harta de sentirme sola, harta de tener que callarme mi lado tierno, de tener que mostrarme siempre dura, de ser yo quien de abrazos y no los reciba. Harta de no poder soltar una lágrima sin tener que explicarla. Harta.

Porque yo también sufro, porque yo también tengo días tontos, porque yo también necesito que estén pendiente de mi, porque yo también lloro con o sin razón, porque a veces ni yo misma me comprendo, porque a veces sólo quiero sentirme acompañada sin tener que pedirlo a gritos, sin preguntas, sin palabras, sólo eso.

Pero no, nunca lo entienden, siempre está ahí la sombra de la chica valiente, la decidida, la fuerte. Siempre la ven a ella y no miran más allá, y estoy cansada de que la ignoren, de que no la vean, porque ella, la fuerte, es la sombra proyectada por la luz que se refleja en la otra, la sensible. Tan sólo es la sombra… pero no, no lo entienden.

Y como dice Raquel: cualquier parecido con la realidad es producto de vuestra imaginacion.



11:00 de la mañana. Gota que colma mi vaso de la semana (Pabliño, lo siento, no pude echarme un trago antes para que no rebosara) Esa amiga a la que siempre estás llamando para sacarla de su casa porque si no, no sale; esa misma que te dice que no a la mitad de los planes, esa que no te llama si no la llamas y que si no lo haces te lo echa en cara; esa de la que siempre estas pendiente, con la que cedes mil y una vez, con la que te has bajado los pantalones tantas veces que te escuece el culo de pensarlo; esa que hoy agotó mi paciencia y se ha encontrado con todos los demonios que han ido desatando el resto de personas que me rodean a lo largo de estos días; esa, mensaje al movil:

- ¿Vamos al cine?
- No, estoy mala, llevo tres días de baja y la verdad, sigo sin encontrarme bien.
- Joder! Podías avisar con tiempo!
- Si, el próximo día te pongo un telegrama desde la cama, con 40 de fiebre, o entre vómito y vómito te llamo por teléfono… o mejor, la próxima vez que me vaya a poner mala te llamo antes, a ver qué día te viene mejor, mas que nada para no joder tus planes… Ah, y gracias por preguntar al menos qué me pasa. Hoy estoy algo mejor.

Claro, luego que si soy borde… ahí si soy borde, pero borde a conciencia y con mala leche… y aun así me estaba mordiendo la lengua, podría haberlo sido muchísimo mas, pero me ha podido la hijadeputa de mi conciencia.

Me estoy dando cuenta de que mi vaso cada vez se llena antes...no se si es que es menos profundo o que los chorros son mas caudalosos... no se.

viernes, 23 de noviembre de 2007

Tarde de Vargas

Hoy me siento en el diván de los sueños perdidos. Me acomodo y voy sacando una a una aquellas de mis ilusiones que di por vencidas. Las guardé poco a poco en un cajón para no olvidarlas del todo. Fueron tantos los versos que tuve en mis labios y jamás pronuncié. Fueron tantas las noches que quise regalar y que nadie aceptó. Cuántas lágrimas, cuántas sonrisas, cuántos besos y caricias… todos ellos perdidos u olvidados en el cajón que nadie quiso abrir. Y allí quedaron casi olvidados, esperando a que alguien se sentara y tuviera el valor de sacarlos.

Hoy sentada en el diván y me he acordado de Chavela, por ese boulevard de los sueños rotos, con su poncho rojo, su pelo plata y su carne morena…gata valiente de piel de tigre, mestiza ardiente de lengua libre, con voz de rayo de luna llena … hoy me he sentido la Vargas, con un tequila por cada duda, con un trago por cada pena… como dijo el gran Sabina, quién supiera reír como llora Chavela.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

Me has invadido...

Llegaste a mi a penas sin avisar… de un plumazo invadiste mis sentidos, me llenaste de ti. Recorriste mis venas y te adentraste en lo más profundo de mí ser. Ahora yo soy tu y tu eres yo, uno sólo. El calor nos invade y nos hace iniciar una lucha cuerpo a cuerpo mientras jadeamos, sudorosos, bailando esta danza en la que uno de los dos debe vencer.

Vamos… que en realidad lo que quiero decir es que ya me ha cogido el puñetero virus de la gripe (otra vez) y que tengo un trancazo del copón. Que mañana voy al médico a por la baja y me voy a chupar jueves, viernes, sábado y domingo de relax, debajito del nórdico… lástima, sola.

Menos mal que mala hierba…

Salud! (la que a mi me falta)

lunes, 19 de noviembre de 2007

Promesas en precampaña

Acabo de ver las noticias y vengo negra, muy negra. Nunca he escrito aqui un post politico, aunque me he posicionado bastante claramente a la izquierda siempre. Pero hoy vengo encendidita.

Dicen los señores Rajoy y Aceves en su precampaña que si les votamos y ganan las elecciones nos quitan los impuestos a los mileuristas y a los pensionistas. Y claro, va la gente y dice: “qué bien, de puta madre… gano una mierda pero no tengo que hacer declaración de la renta. Algo es algo, no¿?”……… ¡¡Por los cojones!!

¡¡Pero a quién coño se creen que engañan!! Vamos a ver señores peperos: Yo quiero pagar impuestos. Con mis impuestos se supone que ustedes van a mejorar mi calidad de vida, mejorarán la sanidad pública, el transporte público, las carreteras, la enseñanza, etc etc…en definitiva, creceremos. Pero si no hay impuestos no hay dinero, y si no hay dinero ¿con qué coño piensan hacerlo? Yo lo que quiero es que me suban el sueldo. Yo lo que quiero es que igual que comparan los precios con los de países europeos, comparen nuestras nóminas y vean que lo que yo gano aquí en España no lo gana nadie en Francia, en Suecia… ¿O me van a contar que para que no bajen las arcas del Estado van a poner ustedes de su bolsillo los impuestos que otros vamos a dejar de pagar? Y he dicho de sus bolsillos, pero de los de ahora… que nos vamos conociendo, y lo primero que hacen en cuanto llegan al poder es subirse la nómina y eso no vale señores, no vale.

Métanse sus promesas electorales por el culo y no nos traten de tontos, porque pa tontos ya están ustedes. Que yo no tendré ni puta idea de política, ni tendré un primo tan listo como el del señor Rajoy … pero gilipollas no soy.

Si aún quedan meses para las elecciones y ya estamos escuchando payasadas de este tipo no me quiero ni imaginar cuando entren de lleno en campaña. Me crispan señores, me crispan.

¡¡He dicho!!

Dicen que la distancia es el olvido...

Dicen que la distancia es el olvido y yo no me lo creo. Sólo tengo que recordar éste fin de semana. Valencia, Alicante, Murcia, Córdoba y Madrid. Cinco lugares tan distantes en el mapa y cinco personas tan cercanas a pesar de los kilómetros que nos separan.

Ayer volvía desde Alicante sola en mi coche; mucho tiempo para pensar con tantas horas al volante. Ha sido un fin de semana largo y corto a la vez... largo por las casi 10 horas de viaje entre el viernes y el domingo, las pocas horas de sueño, la resaca... corto porque estas pequeñas reuniones siempre me saben a poco, porque tantos besos y abrazos nunca son suficientes para aguantar hasta la próxima. Aun así siempre merece la pena.

Parece mentira que puedas tener tantísima conexión con gente a la que sólo ves cara a cara un par de veces al año, quizá tres, o incluso a quienes sólo has tenido delante 24 horas. Parece mentira que podamos decir de corazón cosas como “mi casa es tu casa, ven cuando quieras”, o “lo que necesites; ya sabes donde estoy”, o un sencillo pero grande “te quiero”.

Y entonces pienso que en mi vida ha habido gente que he tenido cerca por mucho más tiempo, que incluso viven a menos de 20 metros de mi casa, con los que se supone que he compartido muchos mas momentos, muchas mas cosas, muchísimas más horas... y en cambio han pasado sin pena ni gloria, no me han aportado nada. O quizá si. Me han aportado la experiencia para valorar tanto lo que ahora estas otras personas me dan.

La distancia nos une más que si estuviéramos cerca. ¿Por qué? Pues porque es la misma que hace que cuando te ves aproveches las horas al máximo. Es la que hizo que Alicante y Madrid no durmiéramos a penas el viernes porque Murcia y Córdoba llegaban de madrugada. Es la que nos hizo sentarnos a las 6 de la mañana alrededor de 4 tazas de café y no dejar de charlar hasta las 10. Es la que nos hizo no parar de reír mientras tomábamos unas cañas en una terracita al sol. Es la misma que nos llevó con ilusión a recoger a Valencia a la estación. La misma que nos hizo llenar cada momento con mil besos y abrazos sinceros, con tantas y tantas sonrisas abiertas y llenas de corazón. La misma distancia que nos emborrachó y nos hizo bailar hasta casi el amanecer. La misma que ayer en la despedida nos hizo llorar y reír a la vez, mezcla de pena por separarnos y de alegría porque ya queda menos para la próxima... Con nosotros nunca se sabe cuándo ni dónde será, pero será.

¿La distancia hace el olvido? No, al menos no la distancia kilométrica, quizá si la distancia de corazón. Pero nosotros no estamos lejos, sino cerca, muy cerca.

jueves, 15 de noviembre de 2007

El hada y el álamo.

Nunca creyó en las hadas ni en los cuentos. Escéptico de nacimiento no creía en nada que no se pudiera demostrar.

- No insistas; si no veo, no creo. ¿Acaso has visto algún hada en tu jardín? No, ¿verdad? Porque no existen.
- Muy bien. Cierra los ojos.
- ¿Para qué?
- ¿No dices que sólo crees en lo que ves? Pues cierra los ojos, confía en mi.
- Estás loca.

Pero cerró los ojos y esperó. Ella siempre le volvía loco con sus intrigas y sus locuras... pero le encantaba y se dejaba hacer. Entonces se acercó y en susurros le dijo:

- Sólo cierra los ojos y siente... concéntrate en el resto de tus sentidos, respira profundamente y huele... siente su tacto... óyelo... siente su sabor... shhhht....
- No siento nada.
- Calla... concéntrate... confía en mi.

Una vez más le hizo caso. Se dejó llevar por las sensaciones, algo que pocas veces acostumbraba a hacer. Se centró en los sonidos.... estaban de pié bajo un álamo. Su espalda se apoyaba en el tronco y ella estaba a su lado, la sentía cerca. Notó el tenue calor del sol de otoño colarse entre las hojas de aquél árbol, sintió la brisa acariciarle las mejillas, escuchó el trino lejano de algún pájaro que no logró identificar, respiró el olor a tierra mojada y a hierba que se abría paso bajo sus pies. Se relajó completamente y ella lo notó.

- Shhhhht.... muy bien.... sigue así.... sólo siente... siéntelo.

Sus susurros sonaban lejanos, distintos. Notaba que entraban en él como una caricia.... Y entonces lo sintió.



Aun con los ojos cerrados su gesto cambió imperceptiblemente, pero ella lo percibió y se le escapó una sonrisa. Él parecía no respirar intentando atrapar esa sensación que acababa de tener, pero no logró retenerla. Ella le tomó la mano y lo sacó de su trance.

- Abre los ojos... mírame...

La miró desconcertado. Seguían solos; en cambio él...

- ¿Dónde está?
- ¿Dónde está quien?
- Yo... eh... me ha besado...
- ¿Quién?

La miraba entre curioso y desorientado mientras ella sonreía.

- Aquí no hay nadie más que tú y yo, ¿no lo ves?
- Si pero... es que... ¡¡me ha besado!! ¡¡Yo lo he notado!! Y ha sido... real. Ha sido real.

No podía creer lo que había sentido tan vívidamente. No lo había visto pero estaba seguro de que había sucedido realmente. Lo sabía, lo había visto en su mente. ¡¡Tenía que ser real!!

- Si, es real... te ha besado, pero...¿acaso lo has visto?
- No... pero...
- Pero lo has sentido y sabes que ha sido real.
- Si.
- Entonces, ¿crees ya en que exista aquello que no ves?

Asintió sin atreverse a pronunciar su afirmación.

- ¿Tú la viste?
- Aham.... – asintió.
- ¿Era un hada?
- Quizá... pero tu no crees en las hadas...


Algunos meses después, una mañana de primavera, los dos volvieron a pasear por aquél sendero, y al llegar junto al álamo él se detuvo. La tomó de la mano y la llevó bajo la sombra del árbol, como aquella vez. Se apoyó sobre el tronco y la atrajo suavemente. Entonces por primera vez la besó. Besó sus labios en un leve roce, los ojos cerrados, la respiración contenida... sintió el sol, sintió la brisa, los pájaros, el olor a flores inundar sus sentidos... y lo sintió. Sintió su beso, el mismo que aquella vez. Abrió sus ojos para contemplarla... sonreía.

- Fuiste... eres.... eres tu. Eres un...

Asintió... lo era.


Porque todo lo que sientes existe, lo veas o no.

martes, 13 de noviembre de 2007

Simulacro

9:00 de la mañana. Suena el teléfono y en la pantalla aparece la extensión de mi compi de almacén.

- ¡Dime guapa! ¡Buenos días por la mañana!
- ¡¡Simulacro de emergencia!! ¡¡Pon en marcha el plan!!
- ¿Queeeeeeeeeeeeeeee? No jodas Maitechu, que tengo mucho sueño y acabamos de empezar... ¿qué pasa?
- ¡¡Se quema el almacén!! – me dice muerta de la risa... cojones, menuda credibilidad.
- OK, pongo en marcha el plan.

Hace unos días nos dieron un curso de prevención y riesgos laborales, y nos informaron sobre nuestros puestos en caso de emergencia... y a mi me ha tocado Centro de Control, tócatelo! Vamos, que si pasa cualquier cosa me tienen que avisar a mi y yo tengo que empezar a mover los hilos y encima, como el capitán del barco, soy la última en abandonar el puesto, así que estoy pensando en pedir un plus de peligrosidad jejeje.

Sabía que haríamos un simulacro... pero coño, anda que avisan, y menos tan pronto con las legañas.

- JR, simulacro de emergencia – le digo por teléfono al gerente.
- ¡¡No jodas!! ¿qué ha pasado?
- El almacén... se nos quema – tratando de aguantar la risa...
- ¡¡Aaaaaaaaaaaaaaayyyyyy madre mía que se nos quema!! ¡¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!! – gritando como una loca.

Me quedo flipada y muerta de la risa a la vez ajjajaja ¡será cachondo! ¡¡Se estaba partiendo la caja!! Entre sus risas y las mías logramos entendernos, me da instrucciones y sale al almacén a ver si pueden extinguirlo. Aviso al Jefe de Fábrica y sale echando hostias al almacén.

Un minuto después se abre la puerta que tengo a mi espalda y entra éste último como un energúmeno:

- ¡¡Llama a los bomberos, rápido!! ¡¡No podemos controlarlo nosotros!! ¡¡Hay que desalojar inmediatamente toda la empresa!!

Me moría. Literalmente me moría de la risa. Rápidamente avisé a los dos encargados de la evacuación. Uno de ellos pasaba por aquí en ese instante, así que salió corriendo a evacuar la zona de taller y la otra nave, mientras yo avisaba al encargado de evacuar oficinas.

- Rafi al habla.
- Rafa... simulacro de emergencia. Evacuación inmediata. Está ardiendo el almacén.
- ¿Qué? Déjate de coñas ehhh, que yo hoy estoy muy liado.
- ¡¡Coño Rafa que es verdad!!
- ¿Nos quemamos?
- Noooooooooooooo, pero tienes que evacuar, ¡¡es un simulacro!!
- A mi no me jodáis eh, que yo hoy no tengo ganas de circo.
- Rafaaaaaaaaaa, que si fuera verdad que ardemos, el fuego no te pide cita previa para ver si estás muy liado ehhhhh. Evacúa coño, evacúa que nos quemamos!!
- Mecawentó....su puta madre...

Me colgó jajajajaja no supe si se había quedado en su despacho tranquilamente o había seguido el plan... hasta que le oí gritar en medio del pasillo:

- Simulacro de evacuación. Salgan todos ordenadamente hacia el punto de encuentro. Las escaleras están al fondo del pasillo. Si miran a la izquierda verán la Renault...


Jaaaaaaaaaaaaaaaaajajajja ¡¡el muy cabrón parecía una azafata!! ¡¡y eso que no tenía ganas de circo!! Casi me meo... y lo peor es que, muerta de risa era difícil hacerme entender por los walkis.

- Atención, simulacro de emergencia. Abandonen inmediatamente la nave. Corto y cambio.

En esas entre medias sonó el teléfono... un cliente, y de los gordos. Pongamos que hablo de una marca de coches con muchas ventas en este país.

- Buenos días Patricia – con esa voz tan interesantísima que tiene el tío, y yo, negra de la risa...
- Hola Paco, cómo estás – sonó a afirmación, y no a pregunta ;)
- No tan bien como tu. Por tu voz hoy debes estar muy contenta y de buen humor... como siempre...
- Hombre, pues si... pero si tengo esta voz es porque me pillas en medio de un ataque de risa.
- ¿Ah si? Cuéntame... – cómo puede tener ese hombre una voz tan sugerente diooooooooos, ¡si parece que te llama desde un 906!
- Pues... es que estamos en medio de un simulacro de emergencia.
- Ayyyy pues entonces te llamo luego y me cuentas, que ahora debes tener las líneas desocupadas.
- Claro... venga, luego hablamos. Ciao Paco.
- Ciao Patri.

Según colgaba sale el compi de diseño en dirección al WC, como si no pasara nada.

- Pero tío, ¿qué haces aquí?
- ¿Trabajar? Joder Patri, estás un poco tonta hoy, no?
- Ya joer, pero tenías que estar corriendo hacia el punto de encuentro. ¿No te has enterado?
- ¿De qué?

Muerto. Si en lugar de simulacro hubiera sido una emergencia real está demostrado que nos olvidaríamos de esa sala perdida en un ala del edificio donde se ocultan los de diseño jajajajjaaaaaaaaaaa

Cuando todos se pusieron a salvo (excepto yo, que por lista me quedé sola en la empresa casi 10 minutos mientras el resto se lo pasaba bomba en la calle), se dio orden de volver a los puestos de trabajo. Y aquí estaba yo cuando llegó el gerente con unos cuantos compañeros, algunos de ellos sudorosos. Se habían tomado el simulacro muy a pecho y corrieron como alma que lleva el diablo a salvar al personal. Al verlos entrar tan cansinamente me dirigí al gerente.

- Bueno, ¿y ahora qué?
- Ahora todo el mundo a currar.
- ¿Así sin más? Pero hombre, mira qué cansados vienen.... Yo pensé que esto era como cuando vas a donar sangre. ¿No nos vas a dar un bocadillo y un bote de coca cola?
- Pues va a ser que no. Lo que tienes que hacer es llamar a los bomberos y decirles que era una broma – me dice el muy capullito, partido de risa.
- No hombre nooooooooooo, por lo menos que vengan y así nos recreamos la vista...

Na, que ni bocadillo ni bomberos ni nada de nada. Encima a medio día voy a fichar para irme a comer y mi ficha ha desaparecido. Culpo a mi compi de diseño, pensando que era su represalia por haberle dejado morir en el incendio, pero no, no había sido él. Así que me voy al Jefe de Fábrica a darle parte de la desaparición de la ficha. Cuando se lo digo se dibuja instantáneamente una sonrisa en su cara, mete la mano en el bolsillo y saca dos fichas.

- Las he sacado yo de los casilleros. La del chaval de diseño y la tuya. Habéis sido bajas de guerra. Muertos en el incendio.

¡¡Qué cabrón!! No si... currar no curraremos, pero ojo qué bien nos lo pasamos.

Y claro, luego cachondeito con que si había que hacernos los primeros auxilios, que si masaje cardio-qué?... vamos, que no era en el pecho, sino en los pechos. Que si el boca a boca... y lo mejor, un comercial, que dice que me suba con él en el ascensor que me reanima en un periquete (dicho en tono pícaro y con mirada sucia... qué joio).

En fin... que mola esto de los simulacros... Estoy pensando que el día menos pensado digo que hay un paquete bomba y nos echamos otras risas jajajajjajaa

lunes, 12 de noviembre de 2007

Trece de Noviembre

Un trece de noviembre de hace ya muchos años cayó una estrella del cielo. Yo no la vi caer pues no había nacido, mas me contaron que el viento sopló despacio haciendo que su llegada fuera lenta y suave. La Tierra abrió los brazos y la cubrió con su manto; nació entre algodones... lástima que su vida aquí no fuera tan dulce.

Hace unos meses emprendió el viaje de vuelta. Se elevó como una hoja de otoño, solo que era primavera, y en lugar de volar roja y seca en el aire, se esparció con el polen evaporándose en el tiempo. Llegó al cielo esa noche y desde allí nos guiñó un ojo. De nuevo en su verdadero hogar, brilló mas que nunca.

Mañana es tu cumpleaños y por primera vez no estás. Mañana quisiera peinarte como tantas otras veces y ayudarte a elegir qué ponerte. Mañana quisiera hacer un lazo en tu pañuelo y después darte un beso. Mañana quisiera ir de tu brazo y dar un paseo. Y quisiera poner música y que bailáramos, aunque otra vez fuera El agua del avellano. Quisiera verte soplar la vela y darte un abrazo cuando tus ojos se humedecieran, mezcla de alegría, mezcla de tristeza, recordando a los que no están. Y cómo hacerlo, si mañana eres tú quien no está.

No tengo nada que regalarte; mis manos son pobres para darte lo que mereces. En cambio tú, como siempre, tienes la solución. Llevas tres noches regalándome tus recuerdos. Me has dejado verte sonreír, verte bailar, verte abrazarme y hasta jugar. Me has bañado de recuerdos olvidados o quizá dormidos... Llevo tres noches soñándote y mañana tu no estás. No estás aquí, pero sí en todo lo que me rodea y en lo que llevo dentro. Estás en la estrella que esta noche me tirará un beso de buenas noches y a la que una vez más diré aquello que tanto te hacía reír: Te quiero, te quiero mucho... hasta el infinito, ida y vuelta. Y en secreto, sola tras la ventana, te cantaré cumpleaños feliz. Y dirás que no es hoy, sino mañana... pero es que mañana no sé si podré cantártelo, no sé si podré soñarte, no sé si podré sonreír. Mañana quizá esté demasiado ocupada intentando no estar triste, procurando que los demás no lo estén, porque sé que tu lo preferirías así.

Muchas felicidades... allá donde estés.

sábado, 10 de noviembre de 2007

Saeed



Aspiró la última calada su cigarro liado mientras miraba aquellas luces a lo lejos, mas allá de el mar, en la lejanía. Catorce kilómetros le separaban de ellas. Un abismo muy estrecho separando dos mundos tan distintos.

En noches como aquella en que el cielo mostraba su manto de estrellas le gustaba mirar el mar desde su ventana, pero a veces le angustiaba la idea de tener que cruzarlo alguna vez.

Saeed nació en Tánger. Su familia siempre fue, puede decirse, acomodada. Su padre emigró a Bélgica cuando él a penas tenía 2 años. El pequeño de cinco hermanos, nunca sintió la falta de la presencia paterna de la que sólo disfrutaba un mes al año, cuando su padre llegaba con el viejo coche cargado hasta arriba de maletas con ropas, juguetes y libros para sus hijos. Moulay, su padre, siempre le enseñaba cosas de Europa y de sus gentes, despertando en él una curiosidad que marcaría su camino.

El dinero que Moulay enviaba siempre a casa hizo que Saeed pudiera permitirse estudiar cuanto quisiera. Culminó sus años de primaria en un colegio inglés donde aprendió a la perfección el idioma. Años mas tarde, tras la secundaria, se matriculó en el “Institut Superieur Internationale de Tourisme” dando así un paso mas en su camino. Quería enseñarle al mundo su país, quería enseñar las riquezas de Marruecos, del mundo árabe, de sus tierras… quería enseñar aquello que él tanto amaba: sus orígenes. Hablaba árabe, francés e inglés a la perfección, además de castellano, idioma que había aprendido en las plazas y mercados de Tánger y en sus cortos viajes a Ceuta. Le gustaba aprender idiomas y comunicarse con los extranjeros que visitaban a su país y no era difícil encontrarlo en plena calle intentando entablar conversación con viajeros de cualquier lugar del mundo.

Trabajó unos años como guía turístico, pero la economía empezó a ir a peor. Varios de sus hermanos partieron hacia Bélgica con su padre, en busca de trabajo y de un futuro mejor. Él siempre había evitado la idea de tenerse que marchar. Amaba tanto su ciudad…

Pero la cosa fue a peor. Cada día veía en los noticiarios como centenares de compatriotas intentaban salvar sus vidas y sus sueños a bordo de embarcaciones de mala muerte, pateras y cayucos. Buscaban un futuro para sí mismos y para sus familias, y ese futuro estaba tan solo a catorce kilómetros de distancia. Su hermano Habib fue uno de ellos. Una noche llegó a casa, preparó un atillo con algunas cosas y marchó. Supieron de él meses después gracias a una carta del consulado Marroquí en España. Se lo devolvían en una caja de madera, muerto. Lo habían golpeado hasta morir al grito de “moro de mierda, sal de nuestro país”. Recordaba como aquél día su madre lloró desconsolada durante horas mientras él, como en ese mismo momento, miraba el mar desde su ventana oteando esos catorce kilómetros que le separaban de otra vida, preguntándose el por qué de tanta hostilidad a pesar de la cercanía.

Corrió la cortina y volvió a sentarse delante de su portátil. La cosa estaba mal, pero aún lo conservaba de su antiguo trabajo en el hotel. No sabía por cuanto tiempo lo conservaría, ni tan si quiera por cuanto tiempo aguantaría sin tener que seguir los pasos de sus hermanos. No quería pensarlo… sólo buscaba distraerse así que entró en un lugar donde puedes ser lo que quieras ser. Allí me encontró y le sonreí, y entonces él dijo:

- Soy moro. Lo siento.
- ¿Qué es lo que sientes?
- Pues que soy moro.
- ¿Y por qué dices que lo sientes?
- No lo se…


No entenderé jamás cómo seres de igual condición (porque todos somos iguales) podemos hacer sentir a otros vergüenza de sus orígenes. No entenderé jamás cómo tanta barbarie racista y xenófoba puede hacer sentir a alguien miedo de ser lo que es. No entenderé jamás como podemos permitir que los países se empobrezcan cada vez más y gente que ama sus tierras tenga que abandonarlas en busca de un paraíso prometido que lo es todo menos paraíso, donde además se les niegue una mano amiga, donde se les culpe de venir a “invadirnos” cuando en realidad ellos jamás hubieran querido venir así.


A Saeed, por contarme su historia. Ojala nunca tengas que cruzar esos catorce kilometros por necesidad, y ojala nunca nadie te haga avergonzarte ni sentir miedo de ser musulman.

- Pareces un angel - me dijo.
No soy un angel. Solo soy Persona

miércoles, 7 de noviembre de 2007

De celos y vasos

Alguna vez dije aquí, y muchas otras veces lo digo fuera de esto, que me conozco casi a la perfección, pero que no por ello dejo de sorprenderme a mi misma a veces.

Anoche me sorprendí reconociendo tener un sentimiento que pocas veces he tenido. Un sentimiento positivo y negativo a la vez, pero que ahí está, y que puede ser destructivo en potencia... o muy al contrario, puede unir más aún. Pero los celos son algo que jamás entendí, un sentimiento que siempre me pareció irracional, algo que había sentido en pequeñas dosis, pero nunca hasta llegar a hacerme perder los estribos... y eso no me gusta. Así que he analizado la causa de mis celos y aunque anoche la vislumbré, hoy la veo mucho mas clara. No son más que un reclamo de atención. Un reclamo de atención que se disfraza de celos, de sentimiento de posesión, de rabia... pero en realidad sólo es eso, necesidad de atención.

Cuando quieres a alguien (y hablo de todo tipo de “quereres”) necesitas sentir y saber que esa persona también te quiere a ti. Pero todos no tenemos la misma manera de expresar nuestros sentimientos, o no somos capaces de hacerlo... o simplemente la otra persona no sabe interpretarlos. Y entonces es cuando surgen los llamados celos. En realidad lo que sientes es necesidad de que esa persona te preste atención, que te acompañe, que te hable, que esté ahí, y no que no vea a nadie más y sólo tenga ojos para ti, que es lo que se suele interpretar de los celos.

Pienso en esas personas celosas enfermizas que acosan tanto a sus parejas con los celos que la relación se hace insostenible. En el fondo reclaman atención pero de tal manera que son capaces de hacer que la otra persona se sienta encerrada entre cuatro paredes, y en lugar de obtener mas atención lo que consiguen es que la persona que quieren busque huir de tanto control.

Yo no quiero llegar a eso jamás con nadie, no quiero cegarme de celos ni ser tan irracional a veces. Si necesito atención por parte de alguien he de aprender a pedirla de otra manera y en el momento, y no callarme y amontonar necesidades que me angustien y se agolpen en la boca del estómago hasta saturarme y tener que vomitarlas de un golpe. Porque cuando dejas el grifo abierto y te marchas, no te das cuenta... pero cuando vuelves a casa y todo está inundado sin previo aviso te sorprendes, no sabes qué ha pasado y no entiendes nada. Eso es lo que me pasa a mí. Yo voy guardando las gotas en mi vaso sin avisar a nadie de que el grifo está abierto, y cuando el vaso rebosa y se derrama todos se sorprenden porque no sabían que el agua estaba cayendo.

Me he prometido a mi misma dejar de hacer eso. Dejar de callarme las cosas con la excusa de que no tienen importancia, cuando en cambio si son gotas que llenan mi vaso. Así tal vez antes de que se llene, alguien cierre el grifo y no tenga que rebosar.

martes, 6 de noviembre de 2007

Gigantes de Viento

Como en la escena final de una película, ella iba sentada en la parte trasera de un coche mirando la lejanía a través de la ventanilla. Iba abstraída en su mundo, quizá sin pensar en nada, sólo viendo pasar la vida tras el cristal. El sol se colaba hacia el interior del coche y comenzó a sentir el calor suave de otoño sobre su cuerpo. Bajó la ventanilla y una bocanada de aire azotó suave pero firmemente su cara y cabellos. Satisfecha cerró los ojos disfrutando de aquella sensación que tanto le gustaba. Pero la quietud duró un instante; abrió los ojos sin saber muy bien por qué. Alzó la vista y los vio.

Allí estaban, en medio de la nada y del todo, grandes, enormes; parecían vigilar el llano desde lo alto. Sus grandes brazos se movían bailando al son del viento acariciando el cielo. Sus giros le trajeron un recuerdo y sonrió. Eran molinos de viento, pero no los gigantes que atemorizaron a Don Quijote de la Mancha, sino grandes moles de acero y hormigón levantados siglos después de que éste luchara contra ellos. Y allí, sobre éstos, le pareció verle, siempre tan serio, pero con un brillo en la mirada de hombre satisfecho. Estaba en lo más alto disfrutando del trabajo bien hecho. El cielo en sus manos y el mundo en el suelo. Allí se sentía en paz abrazado por el viento.

Ella recordó que una vez le invitó a subir a uno de aquellos molinos: “Tengo vértigo”, le dijo. “Mírame a mi, no mires al suelo”... y le miró, y vio ilusión y sueños, pero después le vio marchar en silencio.

Dejó los molinos atrás, pero no su recuerdo. Se preguntó qué sería de aquél viajero que un día le regaló sueños. Cerró los ojos de nuevo y le habló a los molinos. Molinos, llevadle un beso y dadle las gracias por devolverme el deseo. Un día lo perdí y él rompió mis muros para devolvérmelo; después se fue con el viento. Decidle que en mi memoria queda siempre lo vivido, que siempre recordaré a ese amigo que un día fue sueño para después ser olvido.

Quizá vimos gigantes donde sólo había molinos; quizá la locura, como al Quijote, nos hizo delirar. Quizá fue mejor así y evitar una lucha contra muros de piedra que nos hubiera dejado cuerpo y alma maltrechos. Quizá aquél viajero haya encontrado su destino. Quizá la tabernera siga esperando en aquél bar. Quizá todo fuera un sueño y quizá todo fuera real. Pero lo que sí sé es que me devolviste las ganas y eso... eso no lo voy a olvidar. Gracias.

domingo, 4 de noviembre de 2007

De vuelta del puente

El otoño es una de las épocas del año que más me gusta, si no la que más. Dicen que es triste, melancólico, gris… y sí, tienen razón, pero nos regala placeres que ninguna otra época del año nos dan.

Acabo de aterrizar en casa después del puente y aun tengo en mi retina y en mis oídos los regalos de este otoño. Y es que es un placer dejar el coche y los atascos de lado, los ruidos mundanos, y hasta la cobertura del móvil y perderte en cualquier lugar del planeta bañado de otoño. Yo me he perdido en Albacete, esa Castilla enorme y llana en su mayoría… cómo me gusta, tan austera en sus construcciones, tan aparentemente humilde, y a la vez tan grande y rica en todo su ser. Y qué decir de sus campos y montes, sus sierras… me encanta ese terreno tan rojizo, tan arcilloso, tan agradable a la vista. Y esas sierras escarpadas con cortados de vértigo. Sé que hay a quien pueda no gustarle, pero a mí me encanta.

Me perdí en la Sierra de Alcaraz, más concretamente en el término de Riópar. Y digo en el término porque ni tan si quiera nos alojamos en el pueblo, sino en una cabaña en medio de la sierra, en plena naturaleza, a la que accedíamos por un camino rural. Perdidos del mundo, sin televisión, sin radio, sin internet, sin cobertura… Rodeados de agua que brota por cualquier sitio, de hayas, álamos, enebros, chopos, pinos…Qué regalo es ver tan variado tipo de vegetación en otoño. Qué lindas se ven las laderas de las montañas con tantos tipos de ocres, marrones, rojizos, amarillos y verdes. Qué placer es caminar por la montaña oyendo el crujir de las hojas bajo tus pies, tu respiración agitada por la caminata, el agua brotando entre cualquier roca o siguiendo el cauce de un río… simplemente escuchar el silencio siendo invadido por la naturaleza, y sólo por ella…merece la pena. Sólo en otoño puedes disfrutar de semejante paseo y volver a la cabaña con un tenue frío en el cuerpo y la cara, encender la chimenea y seguir regalándote con el chisporrotear de la leña, ¡qué delicia! Ese olor, la suave luz que el fuego desprende, ese agradable calor… Y regarlo todo con una buena compañía… en mi caso esta vez ha sido familiar.

He caminado muchísimo por senderos en plena montaña hasta llegar a chorros y cascadas impresionantes, me he asomado a balcones sobre el río Mundo surcando valles con precipicios inmensos, me he sentado a comer un bocadillo en una pradera dándome cuenta quince minutos después que 100 metros mas allá había una manada de reses bravas (casi me muero, lo juro, me metí en el coche echando hostias jajjajaja), he reído (mucho, muchísiiiiiiiiiiiiimo), he probado la gastronomía de la tierra (mmmm sin palabras), y sobre todo he disfrutado, de mi gente, del entorno, del paisaje, de la naturaleza, y cómo no, de estos días soleados de otoño que tanto tantísimo me gustan.

Fotos? Pues yo no llevé la cámara, pero tenemos fotógrafa oficial en la familia que sí que la llevó… así que en cuanto me las pase prometo colgar algunas. Aunque doy fe que todas las fotos que salen en internet de la zona son reales y verídicas, incluso diría que no hacen justicia: aquello es mucho mas bonito en vivo y en directo.

Balance: Muy positivo, y esperando repetir.

PD: ¿y ahora como coño voy a trabajar yo mañana? jajajajaja poquitas ganas ehhh