lunes, 25 de febrero de 2008

Cruce de caminos

La vida es un continuo cruce de caminos. Hace tiempo que me percaté de ello y no me parecía del todo mal, porque tener la posibilidad de elegir entre las vías que se te ofrecen nos hace libres. A mi personalmente todo esto me da la posibilidad de complicarme la vida un poco más eligiendo siempre los caminos más difíciles. Si, debo ser algo estúpida, porque en lugar de escoger los caminos rápidos, cortos y sencillos yo siempre opto por los complicados. ¿El por qué? Pues ni yo lo se.

Quizá sea porque siempre me gustaron los retos... tal vez porque pienso que lo fácil no siempre es lo mejor. Y cuantas más voces se levantan y me gritan que escoja la vía rápida, más me empeño en coger el camino campo a través montaña arriba. Aun sabiendo que tropezaré con mil piedras, que el barro me hará resbalar y podré caer colina abajo, que me ahogaré en el esfuerzo por llegar a la cumbre... Pero también se que si llego arriba será una gran satisfacción, que tomaré aire a pleno pulmón y seré feliz.

Puede ser que me canse a mitad de camino y de la vuelta... puede ser que incluso desfallezca en el intento. Pero si consigo conquistar la cima será todo un regalo, un gran premio. ¿Merecerá entonces la pena el esfuerzo? Seguro que si.

Estoy ante el cruce y ya he elegido qué camino tomar. Veremos qué me depara.

Diario de viaje: Día 1.
Anudo mis botas de montaña concienzudamente, quiero que mis pasos sean firmes. Reviso mi mochila, no puede faltar nada; toda precaución es poca. Compruebo que la cuerda guía que me sostiene sigue firme. Sé que al otro lado estará alguien sujetándola y que si algo va mal tirará de mi para traerme de vuelta al inicio y cambiar de camino. Tengo miedo, si, lo reconozco. Lo desconocido siempre asusta. Pero el miedo no me paraliza, sino que hace elevar mi adrenalina y me empuja hacia delante.

Esta noche me adentraré en el camino.