viernes, 12 de septiembre de 2008

Chambao

Tal como esperaba, anoche el concierto de Chambao fue genial. Esta gente tiene un don, de veras... o debería decir que La Mari tiene un don. Te transmite cercanía nada más aparecer en el escenario, parece que no fuera un concierto, sino una reunión de amigos. Se la nota disfrutar con lo que hace y absorber esa energía que empapa el aire en momentos como anoche. Y encima, lo contagia.

No podía haber sido un concierto más redondo para ser donde era… claro que si encima hubiera sido en una playita yo hubiera alcanzado el nirvana jajajaja. Al aire libre, pisando el césped, con no demasiada gente, noche despejada, un tanto fresca, pero no fría, y un cielo precioso cargado de estrellas, bañado en plata gracias a los rayos de luna que se colaban entre las pocas nubes que había. Uno de los mejores escenarios posibles para disfrutar de la música de Chambao.

En todos los conciertos a los que voy siempre me fijo especialmente en dos canciones: la que da comienzo, y la primera de los bises. A mi parecer, son dos momentos clave en cualquier concierto y por tanto, siempre han de ser dos canciones especiales. La Mari lo bordó empezando con Instinto Humano, de su disco Endorfinas de la Mente… y desde ahí todo fueron canciones con mucho mensaje – como todas las suyas -, cambiándole los ritmos, sorprendiendo, mezclando una canción tras otra, de su último disco y de todos los anteriores, creando un ambiente casi mágico, al menos para mi.

Hubo un momento en que cerré los ojos, respiré y me dejé llevar… “Dejate llevar, por las sensaciones... que no ocupen en tu vida, malas pasiones…Esa pregunta que te haces sin responder, dentro de ti está la respuesta para saber… tu eres el que decide el camino a escoger, hay muchas cosas buenas y malas, elige bien…Que tu futuro se forma a base de decisiones y queremos alegrarte con estas canciones…Y ahí estás tu, tu... “ Cuánto mensaje hay siempre en sus letras. Ahí estás tu fue uno de los momentos con más magia del concierto… la gente se dejaba llevar por la música, por la voz de La Mari… y La Mari se dejaba llevar mientras cantaba, con los ojos cerrados, con los brazos abiertos, sentada sobre sus piernas en un pouf, descalza… no sé, crearon un ambiente tan íntimo que te llenabas de buen rollo, de armonía.

Y así todo el concierto… Hay una canción que me gusta no mucho, sino muchísimo, de su último disco Con otro aire, y es La vida pasa… Fue la primera de los bises, no podía ser de otra manera. Me hubiera gustado que estuviera allí Estrella Morente y la hubieran cantado a dúo, como en el disco… pero lo hizo La Mari en solitario, que se sobra y se basta, sentada en el centro del escenario, al borde, siempre rodeada de su gente en el escenario, y tan cerca de su gente debajo de él.



Mereció la pena, mucho. Mereció la pena los 20 € que costó la entrada, mereció la pena ir hasta Guadalajara, mereció la pena la trasnochada y el consiguiente madrugón. Sencillamente, me encantó. Repetiré.