viernes, 23 de noviembre de 2007

Tarde de Vargas

Hoy me siento en el diván de los sueños perdidos. Me acomodo y voy sacando una a una aquellas de mis ilusiones que di por vencidas. Las guardé poco a poco en un cajón para no olvidarlas del todo. Fueron tantos los versos que tuve en mis labios y jamás pronuncié. Fueron tantas las noches que quise regalar y que nadie aceptó. Cuántas lágrimas, cuántas sonrisas, cuántos besos y caricias… todos ellos perdidos u olvidados en el cajón que nadie quiso abrir. Y allí quedaron casi olvidados, esperando a que alguien se sentara y tuviera el valor de sacarlos.

Hoy sentada en el diván y me he acordado de Chavela, por ese boulevard de los sueños rotos, con su poncho rojo, su pelo plata y su carne morena…gata valiente de piel de tigre, mestiza ardiente de lengua libre, con voz de rayo de luna llena … hoy me he sentido la Vargas, con un tequila por cada duda, con un trago por cada pena… como dijo el gran Sabina, quién supiera reír como llora Chavela.