miércoles, 12 de marzo de 2008

Zahir

Un zahir es algo que no puedes olvidar ni por un instante, algo que empieza siendo aparentemente irrelevante pero que termina por llenarte la vida todo el tiempo, porque no eres capaz de dejar de pensar en eso, y todo lo demás desaparece.

Últimamente pienso en ti cada mañana y no sé por qué. De camino al trabajo, cuando la noche empieza a pintarse de día, embutida en mi chaqueta, calefacción a tope, pero ventanilla abierta, respirando el amanecer... Soy rara, lo sé. Tan rara que al llegar al puente cambio de cd y busco la pista 4, y mientras me enciendo un cigarro subo el volumen a 43. Ya empiezan los acordes de aquél tema que bailamos una vez, y te veo frente a mí, donde jamás estuviste. No veo ya esa larga hilera de coches que tengo delante, en punto muerto, bajando el puente poquito a poco, a 20... y mi coche se desliza hasta llegar al centro mismo de ese puente que separa tu vida de la mía. Debajo fluyen más coches, lentos, parados... luces rojas y blancas, de los que van y los que vienen... El humo se escapa de mi cigarro y de mi boca... pero tu no te escapas. Sigues ahí y siento tu abrazo al son de esas letras que susurraste a mi oído, ese que jamás tuviste cerca de tu boca. Y me dejo ir, como dice la canción... y pienso en si tu pensarás alguna vez en mi, como yo lo hago ahora... como yo hago cada mañana al llegar al puente, y no se por qué pongo (nuestra) esa canción... como yo hago cada vez que la escucho o que sopla el viento. Y se acaba, y la vuelvo a poner, y a veces el aire sopla por mi ventana y refresca mis ojos que queman, de sueño si, pero también de rabia por lo que no fue. Otras veces el viento acaricia mi pelo y pienso en si serás tu quien sople.

Bajo el puente y se acaba... se acaba todo, ya no suena U2, se ha apagado mi cigarro, y el viento ya no sopla suave porque subí la ventanilla. Y ya no estás, ni rastro de ti donde nunca lo hubo. Vuelvo a la realidad, a la rutina vital que me envuelve y me hace olvidarte...no... tal vez no recordarte, pero nunca olvidarte. Se acaban esos momentos en los que eres mi zahir, uno de tantos... a penas unos minutos cada mañana, de lunes a viernes... lo eres, eres mi zahir ¡¡ y no sé por qué!! Me invades al llegar al puente... y no sé por qué... y el mundo se acaba y sólo tu y yo, y la canción... ¡¡y no sé por qué!!... y el viento me sopla... y no sé por qué... Me gusta imaginar que es tu señal... que tú también, a veces, piensas en mi... pero no sé por qué.

Dando señales...

Hoooooooooola.

Vengo a dar señales de vida, nada más. Una semana sin actualizar, lo sé... y aunque sé que quizá a nadie le importe, a mi sí. Y entonces me explico a mí misma el por qué de mi ausencia.

Inspiración no viene a verme, pero es que le llamé y le dije que no volviera... por un tiempo, sólo por un tiempo. Y es que me ocupan otras cosas y no me sale de dentro prestarle atención... y escribir por escribir nunca me gustó.

Y no es que no me pasen cosas o que esté mal... que va. Estoy genial y estos días me ha pasado alguna cosa digna de contar, pero con una banda en los ojos que proteja mi anonimato jajaja porque vaya tela... mejor no dar pistas, no vaya a ser que alguien me viera en un cine... ups, ya estoy dando pistas jajajaja.

En fin... que me he dado una vuelta por mis blogs prefes y resulta que la mitad o han cerrado o se están dando un tiempo. Veo que Inspiración se fue de vacaciones y nos dejó a todos un poco empantanados... así que mal de muchos....

Pues eso, que todo bien, viviendo la vida, o living la vida loca, como gusten.

Y como no tengo nada más que decir por ahora, me limitaré a cederles la banda sonora de mis últimos días, para que la usen a su antojo.

Carlos Chaouen – disco “”Tótem”. Mención especial a los temas “Amor con cebolla”, “Semilla en la tierra”, “Te quiero a bocajarro”, “El faro del paraíso”, “La vida amurallada”... y paro porque si no pongo todas las canciones del cd, y no es plan.

“...Y cada uno en su camino va cantando, espantando sus penas. Y cada cual en su destino va llenando de soles sus venas. Y yo aquí sigo en mi trinchera, corazón, tirando piedras contra la última frontera, la que separa el mar del cielo, el color de tus maneras, la que me lleva a la guerra, a ser semilla en la tierra... Y no me pidas tanto corazón, que tengo poco aire en el pulmón... lo que tengo es un castillo en el cielo. Si viene la guadaña a mi rincón enjuágame la frente en tu sudor y le das un beso a todo si me muero... y le das un beso a todo si me muero...”