lunes, 26 de noviembre de 2007

Cuento de invierno

Érase una vez una fugitiva en una tarde de invierno. Escondida – que así se llamaba – huía de sí misma por no encontrarse. Tuvo miedo ,así que buscó un escondite en el que refugiarse por unas horas bajo el abrigo del anonimato.

Así llegó a casa de Perdido. Entró sin llamar y se coló en su cuarto, buscó un rincón y se escondió. Perdido no daba crédito, pero intrigado esperó a que ella hablara.

- ¿Puedo esconderme aquí? Sólo por unas horas...
- ¿Eres una fugitiva? Habrás hecho algo malo para esconderte...
- No hice nada... sólo quiero que me ocultes por unas horas...
- Está bien. ¿Te gusta el mar?
- Si, pero me queda lejos.
- Desde mi cuarto, si abres la ventana se puede ver... y en las noches claras en las que el viento sopla incluso se oye y se huele.
- Entonces...¿podrías dejar abierta la ventana? Me gustaría sentirlo.
- Claro... ¿Qué quieres de mi? No te conozco. Has llegado, te has colado en mi cuarto y... y no sé qué buscas. ¿Sexo quizá?
- No exactamente. Sólo quiero una tarde, una mentira. Puedes aceptar el juego y regalarme tu tarde... o puedes pedirme que me vaya ahora mismo y lo haré. De todas formas cuando el juego acabe me iré y no te molestaré más. Ya te he dicho que sólo quiero esconderme una tarde.
- Pues... no entiendo muy bien el juego... pero me intrigas. Algo me dice que debo jugar. ¿Y qué pasa si te gusta tanto esconderte que no quieras luego marcharte?
- Puede pasar... y si pasa, quizá siga la partida.
- Acepto. Quiero jugar. ¿Puedo sentarme a tu lado?

Estaba sentada en un rincón, oculta en la sombra, en el suelo, encogida sobre sí misma. Ni tan si quiera podía verse su cara. Perdido se sentó a su lado, con las piernas estiradas. Atardecía y la luz del sol de invierno se colaba por la persiana débilmente dejando ver a penas los rasgos de un joven de aspecto tranquilo, seguro.

- Me intriga saber quién eres.
- Soy Escondida, sólo eso.
- ¿Y por qué te escondes?
- Para que me encuentren. Ni tan si quiera yo logro hacerlo.
- Pues yo te he encontrado, estás aquí.
- Pero no sabes quien soy.
- ¿Y tu si?... ¿Me dejas adivinar quién eres?
- Inténtalo.
- Vale... pero te pido una cosa: no me interrumpas. Voy a ser muy sincero y no quiero perder el hilo. Sólo déjame cerrar los ojos y te diré quién creo que eres.
- De acuerdo.

Se quedó en silencio, observando cómo él cerraba los ojos y relajaba su mente. Pensó que era buena persona...de hecho había dejado colarse en su cuarto a una fugitiva. Pero no le creyó capaz de describirla tal cual era, estaba segura de que erraría en cada una de sus palabras, pero no le importaba. Sólo quería una tarde a su lado, allí, en el suelo de su cuarto, escondidos como niños.

- No es lo físico lo que nos hace ser quien somos. No describiré cómo es tu cuerpo o tus gestos, da igual cómo seas porque tu esencia es mucho más. Sé quien eres. Eres esa chica inteligente, divertida... sencilla y compleja a la vez. Te gusta el mar, nadar, bañarte desnuda...

Era fácil. Hasta ese momento no se sorprendió, pues suponer todo aquello era sencillo. Pero llegado ese punto Perdido dejó de hablar de ella para hablar de los dos, como en trance. Lo que decía dejó a Escondida inmóvil en el sitio, sin pestañear, casi sin respirar.

- Me gusta verla reír. Tiene esa mirada que sólo tienen aquellos que cuando se miran se hablan sin palabras. Y cuando ella me mira...cuando lo hace quiero abrazarla. Es muy risueña, pero a veces llora. Me gusta hacerle reír cuando llora, o secar sus lágrimas con un beso. Es entonces, al llorar, cuando demuestra que tiene un gran corazón y que es sensible... y yo... yo sólo quiero cuidarla. A veces se esconde, y otras juega a ser Amelie. A veces le toco la guitarra hasta que se duerme, le canto canciones bajitas al oído... Otras veces me pide un cuento bajo la manta y yo me lo invento... Le gusta soñar. Se enfada poco... pero cuando lo hace le hago reír para que se le pase.

Escondida estaba perpleja. No podía entender cómo un extraño acababa de describirla por completo sin saberlo. Perdido habló más, describió incluso los rincones mas ocultos de Escondida. Había descrito lo que ella siempre había buscado.

- Esa eres tú.
- Cómo sabes todo eso... dime, quién eres tú.
- Yo sólo soy un vagabundo que anda perdido. Así me siento últimamente, vagando sin encontrarla... sin encontrarte.
- Hace poco vi uno... un vagabundo. Quise darle mi manta, pero tuve miedo. Me prometí que la próxima vez no lo tendría.
- Hiciste bien... nosotros también estamos asustados y nos da miedo que se acerquen, aunque sea para arroparnos, porque no sabemos las intenciones de esa mano que se nos brinda.
- Pero no hay de qué tener miedo... yo sólo quiero regalarle mi manta y que no tenga frío.
- Quizá un día vaya a tu portal y me siente en el suelo, pelado de frío.
- Entonces te bajaré mi manta.
- Gracias, me vendría bien una taza de caldo caliente.
- Pues llevaré un termo, y me sentaré contigo bajo la manta y te pediré que me cuentes un cuento. Pero te pido un favor... que no sea un cuento de príncipes y princesas, ni de duendes y hadas.
- Hay luna llena...Entonces te leeré las manos con luz de vela... y lo que lea en ellas será más bonito que todos esos cuentos. Está escrito en tus manos.
- ¿Por qué me cuentas todo esto? Sólo era un juego... pero creo que se está volviendo en mi contra.
- Sólo quiero que sepas que no estás sola, que hay mucha gente como tú, y como yo, y que aunque a veces no te encuentres, yo te he encontrado. ¿Sabes dónde te habías escondido?
- No...
- En mi, te escondiste en mi.
- Pues entonces guárdame. Así cuando no me encuentre sabré dónde buscar.
- Lo haré, te guardaré y esperaré a que vuelvas a buscarte...y entonces yo te encontraré de nuevo.
- Gracias.
- Tengo que marcharme, pero antes quiero regalarte una canción. Escúchala. Espero verte pronto... quizá en enero.
- ¿Enero?
- Escúchala.
- Vale. Gracias por regalarme esta tarde y por jugar conmigo.
- La partida no ha hecho mas que empezar.
- Te propongo un trato. Un abrazo por una sonrisa.
- Te propongo un trato mejor. Tu sonrisa por un beso en la mejilla.
- Hecho.
- Volveremos a vernos... quizá en enero.



“Enero en la playa” – Facto Delafe.

http://www.youtube.com/watch?v=Bvy0988-x78

Negociando gasolina

Hoy me he levantado dando un salto mortal... no, no soy de Hombres G jajajajjaa simplemente se acabó estar de baja, y aunque no estoy al 100%, prefiero estar activa a estar en casa.

Y como siempre subo al coche, calefacción a tope, pongo mi cd... esta mañana el elegido ha sido uno variadito que pedí a mi cuñado que me grabara con unos temas en concreto, bastante....digamos que rockeros, y que el cabronazo ha titulado “El rock de mi cuñáaaaa-aaaaaaaaaaaa”.

Pista 9. Banda sonora del día: La fuga. Tema: “Buscando en la basura”.

Triste,
Como el perro en la autopista;
Como una tortuga con prisa;
como una monja en un burdel.

Solo,
Como cuando tu te fuiste:
Como cuando no te rozan
Unos labios de mujer.

Hoy me he vuelto a ver...

Absurdo,
Como un domingo por la tarde;
Como las balas por el aire;
Como el puto despertador.

Inútil,
Como los besos que no diste;
Como un cuerpo que se viste
Cuando me desnudo yo.

Y ahora que voy mas solo que la luna
Negociando gasolina para este amanecer.
Ya ves, voy buscando en la basura
Unos labios que me digan: "esta noche quédate".

Como un borracho en el desierto;
Como una princesa en el metro;
Como un reo sin voz.

Como una navidad sin techo;
Como un delfín en el mar muerto;
Como la lagrima que moja tu colchón.

Vacío,
Como el corazón del rico;
Como el bolsillo del mendigo;
Como los besos de alquiler.

Confuso,
Como una noche sin abrigo;
Como las frases que ya no te escribo
Pa´ que vuelvas otra vez.

Y ahora que voy mas solo que la luna
Negociando gasolina para este amanecer.
Ya ves, voy buscando en la basura
Unos labios que me digan: "esta noche quédate".





Negocio gasolina pa seguir rodando. Razón Aquí.
Buenos días! :D