martes, 9 de octubre de 2007

La Parabólica

Hace tres meses mi padre compró un amplificador de esos para ver nosecuantos mil canales de televisión y una antena… trastos que han estado muertos de risa todo este tiempo en el garaje, porque no tenía ni puta idea de ponerlos. Aún recuerdo el día que llegó emocionado porque su compañero Alberto le había pasado unas “flores” o códigos para ver la Champion League enterita enterita y gratis (qué emoción…). Y claro, teníamos que instalar el aparatito de inmediato. He dicho bien, teníamos, él y yo; él subido en el tejado haciendo equilibrios con la parabólica y yo, mando en mano, buscando canales en el televisor, porque claro, según él yo tenía que saber hacerlo.
No le culpo… en mi casa soy yo quien programa cualquier tipo de aparato: televisores, videos, dvd, pc, termostato de la calefacción, lo que sea. Me toca siempre la instalación y configuración. No tengo otra salida… o eso, o se devuelve el aparato en cuestión porque no funciona (eso es lo que dice mi padre si lo instala él y no va, “este chisme no funciona”… ¡¡hombres!!) El tema es que una cosa son los televisores y videos y tal, y otra una antena que más que para ver la tele parece que sea para sintonizar con la NASA, y claro, yo no soy ni informática, ni ingeniera, ni Dios, y no tenía ni puta idea de instalar el dichosito aparatito.
Aparcado quedó durante las vacaciones y demás movidas, esperando a que nosequién trajera otro aparatito que te daba las coordenadas para orientar la antena. El tema es que se lo prestaron ayer. De nuevo movida:

- Patri, ¿puedes venir un momento?
- Si dime papa, qué pasa.
- Que vamos a instalar la antena, venga, ponte con la tele.
- ¿Qué? ¿Otra vez? Ya te dije en su día que yo no se.
- ¡¡Cómo que no sabes!! Si instalas siempre todo, lo que pasa es que no te da la gana.

Conclusión I: tengo que saber hacerlo todo en esta vida… y si no es así es porque no me da la gana. Es decir, que sepáis que no vuelo no porque no sepa, sino porque no quiero. Y tampoco acierto los números de la lotería porque no pueda… es que no quiero. ¡¡No te jode!!

De nada me sirvió negarme, así que por no oirle (que le tuve que oir igual) me puse a toquetear el mando de la tele y del aparatito mientras él bailaba con la parabólica en el tejado. Todo un espectáculo.

- ¿Ahí?
- Nada.
- ¿Ahora?
- Nada, no se ve nada.
- Joder, ¿pero estás haciendo algo? ¡¡Seguro que lo estás haciendo mal!!
- ¿Otra vez te lo explico? ¡¡Que no sé como coño se instala!!
- Mecawendios, contigo no se puede, no lo instalas porque no te sale de los cojones…… bla bla y mucho mucho bla.

Conclusión II: soy mala, mala persona, además de una ignorante suprema. No sé instalar una parabólica y por ello he de fustigarme con un látigo de 7 puntas y después ir al paredón.
Al borde del ataque cardiaco se acordó de su primo Pedro, que es electricista y polivalente: lo mismo te pone un enchufe que te hace una tele con el bombo de una lavadora y una radio. Vamos, parecido a Mc Giver.

Pedro ha venido hoy a mi casa a hacer lo mismo que yo ayer, pero con conocimiento. Toca un par de cables y un par de botones y le dice a mi padre que se suba al tejado a colocar la antena. Tras una hora de maniobras la “Operación antena” parece que va tomando color: hay señal. De hecho ya estoy emocionadísima sabiendo que voy a poder ver todos los partidos de futbol del universo… qué alegria.

- ¿Lo ves? Súper fácil, lo que pasa es que no te ha dado la gana de instalarla tu o no tenías ni puta idea. Yo no sé para qué cojones tanto estudiar, si luego no tienes ni idea de instalar una mierda de antena.
- Mira papa… no me toques las palmas, que me conozco ehhhhhh.

O debería haber dicho….

- Si, tan fácil que por eso la has instalado tú, tan fácil que por eso lleva tres meses en el garaje, tan fácil que tu primo Mc Giver se ha tirado dos horas solamente para orientarla y aún queda buscar y organizar los 7000 canales… Y si, tienes razón, no he sabido instalarla, pero el próximo aparatito que te compres más vale que aprendas a programártelo tu o que venga con servicio técnico, pero a mi me olvidas!

¿Pero para qué me hubiera servido decirle eso si sé cual hubiera sido la siguiente frase?

- Oye Patri, tú que sabes más y que se te da bien todo esto… ¿buscas los canales y los organizas?

Y yo, en lugar de mandarle a la puuuuuuta mierda diré:

- Claro, ya mismo. Y espera que luego te hago unas pequeñas instrucciones y las acompaño de unas clases prácticas para que sepas como buscar todos los canales de futbol del mundo mundial. (Dicho con ironía... pero después me tocaría hacerlo realmente)

Conclusión III: Odio, Ooooooooooodio todas y cada una de las nuevas tecnologías que entran en mi casa! Cada vez que entra alguna acabo primero de los nervios, después ninguneada, y más tarde reclamada para ponerla en marcha!

Tulsa

Siempre estoy con música, no lo puedo evitar. Y siempre abierta a música nueva o vieja, desconocida para mi, y que cualquiera me aconseja.
La semana pasada un compañero me dejó un cd asegurándome que me iba a gustar. Pleno al 15. Me ha descubierto a Tulsa, un grupo de folk rock que me ha enganchado desde la pista 1 de su cd “Sólo me has rozado” hasta la última.
Su vocalista, la guipuzcoana Miren Iza, tiene una voz super especial y personal. He leído por ahí de su voz que es “muy suave y dulce, arrastrando cierta pesadumbre y nostalgia en lo que cuenta”. Exacto… eso me transmite “Oviedo”, uno de los temas de Tulsa que se a apoderado de mi y que no puedo dejar de escuchar:

Son las 7 de la mañana, me tengo que levantar,
compruebo que mi cabeza está en su sitio habitual.
Salto a la ventana buscando el mar
y lo único que veo es una enorme y triste catedral.


Me pongo cualquier cosa y bajo a desayunar,
en el camino encuentro caras que no pueden ni mirar.
Una vieja desdentada me pregunta “¿qué tal?”
yo lo pienso y digo: “que estoy lejos, lejos de mi hogar”.


Lleva razón, al decir que el mundo no se acaba en esta habitación.
Pero yo miro hacia el jardín y solo espero a que el mundo… caiga sobre mí.


Abro el periódico por la página central
y veo que el Sr. Smith se ha clavado un puñal,
me viene el olor a muerto y no puedo respirar,
pienso en mi vida y voy corriendo al baño a vomitar.


Y lo mismo que una rata que se quiere refugiar,
corro al plan destino en busca de un poco de paz
y allí conozco a un loco que se ríe sin parar,
me llama “princesa” y yo le juro que siempre le voy a amar.


Lleva razón, al decir que el mundo no se acaba en esta habitación.
Pero yo miro hacia el jardín y solo espero a que el mundo… caiga sobre mí.


¿Quién no se ha sentido alguna vez así? Describe perfectamente lo que siento en esos dias grises en que no te levantarías de la cama. Lástima no encontrar al loco que ríe sin parar, que te llame princesa en esos días y poder jurarle amor eterno.


Aquí os dejo otro enlace, de otra de las canciones que me tiene enganchada, “Estúpida”. Merece la pena escucharlo.

http://www.youtube.com/watch?v=FKaBYIy7UXo