martes, 18 de septiembre de 2007

Metamorfosis

Mitad Ángel, mitad Mujer.
Aquella noche entró en la cama sin sueño. Cansada de batir las alas y no levantar el vuelo, quiso cambiar su rumbo y huir del Cielo. Sin querer pensó en Él y comenzó a hablarle. Entre susurros se durmió.
Horas mas tarde, en la madrugada, algo la despertó. No sentía sus alas. Sobresaltada se levantó y sorprendida vio como los bellos apéndices de plumas blancas se quedaban prendidos entre las sábanas. Desorientada quiso tocarlas y fue entonces cuando descubrió atónita la imagen que le devolvía el espejo. Creyó que el sueño le jugaba una mala pasada y se acercó a él poniéndose frente a frente para comprobar que lo que había visto era una sólo su imaginación.
No fue así. Frente a ella tenía la imagen de una mujer exuberante. Su piel desnuda parecía seda y su cuerpo…su cuerpo no podía ser cierto. Se llevó las manos a los pechos, ahora turgentes y rectos. Recorrió con la yema de los dedos su abdomen, ahora duro y firme. Bajó por el monte de Venus y se acarició el sexo. Las manos comenzaron a recorrer sus piernas, ahora esbeltas y eternas. Se giró. Una larga melena rubia le acariciaba el cuerpo llegando a donde la espalda pierde su nombre, dejando paso a un culo perfectamente moldeado.
Volvió a enfrentarse al espejo y observó sus ojos. No había restos de la mirada angelical que aún conservaba hacía unas horas, antes de pactar con Él. Ahora sus ojos desprendían un fuego sólo digno de un alma maldita.
Eso había hecho. Había pactado con el Diablo, le había vendido su alma perdiendo su mitad Ángel, y ahora era sólo una Mujer. Una Mujer Maldita.
En ese momento recordó su parte del trato y una sonrisa fría y pícara le llenó el gesto. Cumpliría el pacto.
Sobre la silla encontró unas ropas y sin perder de vista el espejo empezó a vestirse. Comenzó por aquel tanga negro minúsculo. Una vez puesto no pudo evitar contemplarse. Era realmente imponente. Sonrió de nuevo y cogió el mono de cuero negro que, una vez puesto, se adaptó perfectamente a su cuerpo. Subió despacio la cremallera, recreándose en el momento, observando como aquella piel envolvía la suya propia y realzaba aún más sus tremendas curvas. Se calzó las botas, de cuero negro también y finísimo tacón de aguja. En un solo movimiento las abrochó, subiendo la cremallera que las recorría desde el tobillo a las rodillas. Una vez más se observó y pensó en el Ángel, aquél que la noche anterior aún era… jamás se hubiera atrevido a enfundarse tal modelo, ni mucho menos lo hubiera lucido como lo hacía ella ahora.
Sobre la mesilla encontró una barra de labios roja y algún que otro objeto de maquillaje. Los usó, dejando para el final los labios. Cuando empuñó aquella barra, lo hizo muy lentamente, recorriendo con deleite sus labios,cubriéndolos de un rojo brillante que hacía de su boca todo un pecado. De nuevo sonrió, cada vez más maliciosamente, cada vez más cómoda en su nuevo papel.
Aireó su pelo con los dedos y se dispuso a dar el toque final. En la mano izquierda tenía un pequeño tubito de cristal que había encontrado allí al despertar, y que contenía un líquido transparente y denso. Recordó que Él le había dicho que debía usarlo en su nueva vida como Mujer Maldita, aquello sería la llave que abriría las puertas necesarias a la hora de cumplir su pacto. Destapó el frasquito y puso tres gotas de aquél fluido en su cuerpo: dos en el cuello, bajo ambos lóbulos de las orejas y una en el escote de vértigo que aquel traje de cuero dejaba ver.
Era hora de partir; tenía un pacto que cumplir. Cogió unas llaves que encontró sobre la mesa y las gafas de sol. Estaba amaneciendo. Al abrir la puerta la luz del día brilló más que nunca sobre ella, y ella… ella sonrió. Un deportivo negro la esperaba en la puerta. Entró en él, bajó la capota y puso la llave en el contacto. Lo accionó y fue entonces cuando una guitarra eléctrica llenó sus oídos. Subió el volumen y pisó el acelerador, sin soltar el freno. El motor de aquella máquina rugió bajo sus pies como una fiera desbocada. Aquello la excitaba, se sentía poderosa. Permaneció así, con el pié derecho pisado a fondo hasta que oyó aquella frase entre los acordes eléctricos.

I’m On The Higway To Hell

Soltó el freno de golpe y una estela de fuego salió de sus ruedas dejando olor a azufre y una carcajada en el aire.



NdA :
*** Y luego me desperté, claro, porque todo era un sueño. Ni cuerpazo, ni cueros, ni descapotable, ni hostias!! ¡¡Yo que ya me estaba frotando las manos porque mi parte del trato era ser muy muy Maldita con los hombres y llevármelos conmigo al infierno!! Grrrrrrrrrrrrrr jajajajajajaja Eso sí, llevo todo el día con AC/DC y su Highway To Hell, cojonuda letra que adopto como himno de las malditas y que es la causante de mi post de hoy***

Living easy, living free
season ticket on a one-way ride
asking nothing, leave me be
taking everything in my stride
don't need reason, don't need rhyme
ain't nothing i would rather do
going down, party time
my friends are gonna be there too

I'm on the highway to hell
Highway to hell
I'm on the highway to hell
Highway to hell

No stop signs, speed limit
nobody's gonna slow me down
like a wheel, gonna spin it
nobody's gonna mess me round
hey satan, paid my dues
playing in a rocking band
hey momma, look at me
i'm on my way to the promised land

I'm on the highway to hell
Highway to hell
I'm on the highway to hell
Highway to hell

(don't stop me)
And i'm going down, all the way down
i'm on the highway to hell