martes, 25 de marzo de 2008

Mentira

¿Y qué si ahora quiero una mentira?

Hay mentiras y mentiras, aunque a mi jamás me gustaron ninguna de ellas. En cambio ahora quiero una mentira. ¿Pero a caso es un engaño la mentira que todos saben que lo es? No, no lo es. Si yo sé que es mentira y tú sabes que es mentira, entonces no nos engañamos. Tampoco quiere decir que conozcamos la verdad, pero sí conocemos la mentira, por tanto no hay engaño.

Quiero una mentira a sabiendas de que lo es. Aunque no me gusten, aunque odie mentir. Pero no mentiré, porque diré que es mentira y tu lo sabrás... no te engañaré. Tu sabes que es mentira, yo se que es mentira.

Quiero la mentira de tus brazos, la de tus ojos y también la de tus labios. Quiero la mentira de tu lengua en mi ombligo, la de tus dedos en mi piel, la de tu aliento en mi nuca. Quiero la mentira de tu boca cuando susurres que me echaste de menos, cuando digas que necesitas verme, cuando me pidas un beso más. Quiero todas esas mentiras y yo te daré las mías. Te mentiré con la mirada, te mentiré con cada beso, te mentiré mientras hacemos el amor. Y será todo mentira, y lo sabremos. Sabes que no es verdad, pero lo quieres, y yo lo quiero.

Qué triste es. Anhelamos hacer de mentiras, verdades. Y mientras tanto nos conformamos con pura falsedad. Y aun sabiendo que mentimos, lo hacemos. Porque a veces una mentira reconforta al corazón, porque a veces la mentira es sincera. Sincera como decir que lo necesitamos aunque sea falso.

Quizá sea conveniencia, ¿y qué?. Quizá un acuerdo entre los dos, ¿y a quién le importa sino a nosotros mismos? Quizá sólo busco justificarme o explicarme a mi misma el por qué de mis actos, el por qué de toda esta mentira aceptada. Necesito comprenderlo para no odiarme por mentirte... nunca te haría daño, y mentirte lo es. Y me dices que tú también me mientes, que no pasa nada porque sabes que todo es mentira y que lo aceptas. Pero jamás supe mentir, y aunque egoístamente quiera tus mentiras y me aproveche de ellas, me siento mal. Y me intento justificar diciendo que nada tiene de malo aceptar el juego si ambos jugadores conocen las reglas y están de acuerdo, que no hay maldad en hacer lo que hacemos... pero me siento mal. Yo... yo nunca supe ni quise mentir.

Y bailamos sobre el filo de la navaja ignorando el peligro. Porque a veces, de mentira se saca verdad y me temo que tu verdad no será la misma que la mía, que esta vez caeré del lado del más fuerte y no seré yo quien tiemble, ¿y sabes qué? que me da más miedo que si fuera al revés.

Que quien juega con fuego se quema, dicen. Que quien con niños se acuesta mojado se levanta, cuentan. ¿Y qué hay de quien acepta mentiras a sabiendas? ¿Qué hay de quien miente? Qué equivocado estaba Carlo Collodi al pensar que cuando uno miente le crece la nariz. Pero claro, hubiera sido más difícil explicarle a un niño que a una marioneta de madera, cuando dice mentiras, lo que le crece es un vacío inmenso en el corazón.


BSO: Mentiroso Mentiroso, Iván Ferreiro.
"... cierra los ojos y dime que da igual. Podré decir que todo era mentira, que todo esto es sólo un error, y tu podrás decir que no te afecta, que ésto no es la realidad. No negaré que a veces duela... Puede que esté bastante avergonzado y no lo voy contando por ahi... Podré decir que todo era mentira, no había nadie para comparar la situación; igual diré que es una coincidencia, que no tengo nada que ver, nada que perder y algo que ganar si me sale bien..."



***Nota posterior: Ya no quiero mentiras... la mentira tiene las patas cortas, y como ya dije, núnca me gustó, y ni quiero ni se mentir.

Patri