- Simplemente estar ahí. No lo sé.
- Pero eso no es suficiente.
- No, no lo es. Quizá puedas hacer algo más.
- Pero… ¿qué?
- Pues algo fácil, muy fácil. Sólo tienes que ponerte de frente y abrir un poco los brazos, luego te acercas y los vuelves a cerrar. Aprietas, aprietas fuerte. Ni si quiera tienes que hablar.
A veces hay estados que se pasan con tan sólo un abrazo… algo tan sencillo y tan difícil de encontrar.
Es un hecho cierto y comprobable que el tocarse, la caricia, el "achuchón", son actos reservados prácticamente a las relaciones más intimas y familiares, o situaciones eróticas. Con todo este tabú, nos privamos de algo que puede ser perfectamente natural también en otros ámbitos y resultar milagrosamente sanador, pues está comprobado que el contacto físico, mucho más allá del contenido sexual, tiene poderes curativos y amplia nuestro bienestar emocional. Cuando nos acariciamos o nos abrazamos, llenamos de vida nuestros sentidos y nos reafirmamos como seres vivos.
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La principal barrera que nos impide ser más generosos con las caricias y los abrazos es que ello implica exponer nuestros sentimientos y hacer gala de una sensibilidad que, ni esta de moda ni nos gusta mostrar. Así es que el primer paso para llegar a ser unos buenos "abrazantes" (nótese el parecido con "amantes"), sería abrir nuestro corazón y nuestro cuerpo a todas las sensaciones, olvidándonos un poco de esos molestos sentimientos de vergüenza, timidez, ridículo... que nos coartan y nos alejan del bienestar, y lanzarnos a la aventura de la experimentación.
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Para abrazar solo se necesita, una persona dispuesta a recibir y a mostrar su vulnerabilidad-abrazado y otra, preparada para aventurarse a entregar una pequeñísima parte de si mismo.
Y además...
Estar dispuestos a sacar el niño que llevamos dentro.
Explorar y ponerse en contacto con la parte divina que todos poseemos.
Honestidad y sinceridad.
El abrazo precisa valentía para ser vulnerable, y conlleva el riesgo de que nuestro abrazo sea rechazado o mal interpretado.
El abrazo es asexual, cuidado con abrazar indiscriminadamente a cualquiera.
Afirma y aumenta nuestra capacidad de compartir.
Armoniza los corazones de los amigos.
El abrazo crea cierto tipo de adicción al cariño, al altruismo, la alegría...
Al igual que la risa, ¡es altamente contagioso! Y puede provocar fuertes reacciones de celos en quien nos ve abrazándonos y no se atreve a participar del abrazo.
Un abrazo cariñoso, consolador o juguetón, no es lo mismo ni debe ser empleado igual que el abrazo del amante. El abrazo íntimo es otro tema.
Sea cual sea tu abrazo, que brote siempre del corazón, no de la mente.
Invéntate nuevas y variadas formas de abrazar.
Busca nombres curiosos o divertidos a tus abrazos.
Conviértete en abrazoterapeuta a tiempo completo.
Ten siempre un abrazo "a mano" para ofrecérselo a alguien.
Se observador y prudente con los límites físicos del otro.
No trates de imponer tu visión o tu filosofía a nadie.
Prueba a abrazar del mismo modo, a aquellos que no te caen tan bien, que a los que te resulte más fácil.
Adereza tus abrazos con sonidos, risas, palabras...
Aprende a pedir abrazos para ti siempre que los necesites o desees gozar de ellos.
El alma encuentra muchas formas de expresar lo que uno siente, haz del abrazo una de ellas...”
¿¿HACE FALTA DECIR MAS??
*** Raquel, no te arrimes mucho, que me has pegado la sensibilidad ajjajajaa ainssssss ¿sera el otoño o que? ;)