lunes, 17 de marzo de 2008

Con los ojos abiertos

Me he dado cuenta de que ya nunca cierro los ojos... siempre abiertos, siempre alerta, buscando en sus ojos lo que nunca encuentro, observando cada gesto. Registro sus sonrisas, su miradas... siempre abiertos mientras les beso o me dejo besar.

Y me limito a sentir el placer físico, a entregarme a sus manos, sus labios, su sexo. Vacío mi mente de todo sentimiento y sólo queda cuerpo y deseo... y mis ojos abiertos.
A veces no pienso... casi nunca pienso. Sólo actúo y disfruto, y hago disfrutar. Me aplico en mi tarea tanto como ellos en la suya... pero siempre abiertos, siempre vacíos.
No me cuesta abandonarme a su antojo y al mío... pero a veces... a veces el vacío me cala más dentro y abro más los ojos, y entonces le veo, y no es lo que quiero. Ni él ni los otros que igual que él pasan por mis brazos y mi cuerpo sin rozar mi alma. Ninguno de ellos son quien quiero que sean.

Y mis ojos abiertos lo ven... y yo no los cierro. Porque si los cierro puedo equivocarme y soñar... porque si los cierro puedo creer que es él y no quiero. No quiero soñarle ni imaginarle mientras otro me toca.

Quisiera poder un día cerrar los ojos, saber que aunque los cierre estará ahí, saber que es él sólo con el roce de sus labios sin necesidad de mirarle. Saber de su deseo sólo sintiendo la leve caricia de su aliento en mi piel. Con los ojos cerrados... sentir como no sólo mi cuerpo lo siente, sino que toca mas allá de lo físico... y cerrarlos.

No sé si algún día lo haré. Tal vez lo haga después de haberle encontrado, después de haberle besado con los ojos abiertos y haber sentido que es quien buscaba.

Ya no los cierro nunca... siempre abiertos...

“...y mi corazón badea a popa, no se dónde está mi ropa... la habré perdido junto al miedo...”
“...y hace ya tiempo que vivo al día, que no me bajo en ninguna estación, y no me importa partirme la cara por una mirada, por un corazón... y si hace falta me juego la vida, me juego la muerte que es mucho mejor...”