martes, 28 de agosto de 2007

El viajero

Llegó al atardecer. Era una tarde de niebla que empapaba los huesos y retorcía el alma. Su caminar era lento, cansado. Portaba una mochila en la espalda y un cigarro en los labios; nada más. Un sombrero tapaba sus ojos y le resguardaba del agua.

Ella miraba tras los cristales la calle vacía. Las gotas de lluvia resbalaban por ellos formando caminos hacia algún lugar de sus pensamientos.
“Suelo mojado, cajón seco”, era una ley no escrita que siempre se cumplía. Su taberna estaba vacía y la noche empezaba a cerrarse sobre su vida. Sintió ahogo y pensó en salir a la puerta para tomar el aire y respirar ese olor a lluvia que tanto le gustaba.
Justo cuando se disponía a salir de la barra lo vio. Como una aparición aquel hombre se mostró tras los cristales mojados de aquella tarde gris. Su chaqueta roída, su sombrero calado, la mochila cargada y la luz de un cigarro. Era un viajero.

Desde la calle la vió. La luz tenue de la taberna pareció llamarle. No era una noche acogedora y parecía no tener visos de mejorar. Y la vió, una mujer tras la barra mirando al vacío tras una cortina de gotas de lluvia. Dudó si la luz que vislumbraba procedía de la taberna o de sus ojos. Paró un instante en la acera antes de decidir si entrar. Quería seguir su camino y no podía permitir que nada le hiciera cambiar sus pasos. Pero… la vió, y quiso entrar.

Deseó que aquel viajero parara su camino allí. Deseó que entrara en su taberna y llenara su soledad. Por un momento deseó que aquel viajero fuera lo que siempre esperó. Su corazón dió un vuelco cuando vió que él la observaba desde la otra acera y que encaminaba sus pasos hacia la puerta. Coqueta, en un gesto involuntario, arregló su pelo y nerviosa tomó un paño y comenzó a secar tazas de café de espaldas a la entrada.

Las bisagras de la puerta chirriaron. Él la observó desde el umbral sin moverse; ella se quedó paralizada. Cerró los ojos, respiró profundamente y con una tímida sonrisa se giró.

- Buenas tardes caballero.
- Buenas, por decir algo.

Su voz sonó tosca, ruda, sonó a eco de montaña… pero sonó dulce en los oídos de ella.

- Póngame un café solo, largo, muy largo.

Ni si quiera le contestó. Se dispuso a hacer el mejor café que jamás hubiera hecho mientras le observaba de reojo. El notó su mirada y levantando ligeramente el ala de su sombrero fijó sus ojos en los de ella. Sintió como su cuerpo se relajaba, sintió que el calor de la leña que ardía en aquella taberna le secaba los huesos, y sintió como el fuego de aquellos ojos prendía su alma.

Aquella noche ella le arropó en su cama y él descanso en su pecho. Aquella noche la luz de unas velas fue testigo de la necesidad de sus almas, del ansia de sus besos. Y el alba los encontró desnudos, abrazados y en silencio.

A la mañana siguiente el viajero partió. Ella, tumbada en la cama buscó su mirada y él, en pie junto a la puerta, la esquivó. No le pidió nada, sabia que su viaje debía continuar y que no se quedaría por ella, pero él no tuvo el valor de mirarla a los ojos y decirla adios.

Quizá él siga vagando aún y su viaje no haya terminado; y ella siga en la taberna esperando que un soplo de viento barra su soledad.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo dicho: gente que viene, gente que va, unos se quedan y otros simplemente son pinceladas que podrían haber sido y no fueron xD.

Mmmm, ¿me he líado? Perhaps ;)
Al menos hacías buen café, jaja.
Besos maldito

Anónimo dijo...

Buen relato, para nada propio un martes a medianoche! ;)

Esa es la vida; encontrar lo que siempre hemos estado buscando, aunque sea de forma efimera, y no esforzarte en atraparlo para siempre, dar por hecho que no es tuyo.
Bella historia angel.

PABLITO

"Tuyo es todo lo que te esfuerzes por poseer"

Patricia dijo...

Exactamente, don Polvo eres. Hay gente que pasa por tu vida y pinta un cuadro en ella antes de seguir su viaje. Hay quien sólo da alguna pincelada... y hay a quien le tiembla el pulso cuando empuña el pincel y se va sin dejar rastro. ;)
Por cierto, el cafe que mejor me sale es el que me cuesta 1.10 en el bar del polígono jajajaaaaaaaaa :P

Pablito, don Pablo: le había dicho que esta semana mi cabeza no daba para más y que esto iba a ser "El diario de Patricia", peeeeeeero "Tuyo es todo lo que te esfuerzes por poseer" y yo me esfuerzo por poseer mis letras, a pesar de saber que no soy su dueña, sino que son exclavas de la Inspiración.

Gracias, a los dos. Muaks!

Anónimo dijo...

Jajaja, qué jodida, el del bar dice...
A los que le tiemblan mucho el pulso, mejor dejarlos correr. Agua que no has de beber, déjala correr ;)

Besazos!

Patricia dijo...

Ya sé que no viene a cuento, o tal vez si, pero acabo de leer una frase que me ha encantado y la quiero compartir:
"La Vida No Se Mide Por Las Veces Que Respiras, Sino Por Aquellos Momentos Que Te Dejan Sin Aliento".

Amén!

Patricia dijo...

Polvo eres jajajaja claro que si, cuando quieras te invito a un café de esos jajajaaaaaaaaaa
A los que le tiembla el pulso, medicinas para el párkinson ;)
Y agua que no has de beber... te la echas por encima, que hace mushaaaaa caló!! prrrrrrrrr

Anónimo dijo...

buenas¡¡ regresé¡¡¡¡ no se ha notado muxo mi ausencia jejejeje,,, a este ritmo de publicación tendré que hacer horas extras para leer todo¡¡

preciosa la historia. esta sí que me parece una verdadera historia de amor. sabes que no puede ser pero lo haces posible una noche. hay veces que una mirada de lejos, basta para desear a alguien. y lo haces olvidándote de tus prejuicios.

muy buen final. hay veces que las palabras sobran. se entienden sin más. y este creo que es uno de estos casos.

besos malditos a aquellos viajeros que descansaron una noche en mi vida¡¡¡¡

Patricia dijo...

Bienvenida Ele!
Me alegra que te haya gustado "El viajero" a pesar de no ser una "pícara" de las que a ti te gustan.

Voy pa tu rinconcillo, a ver qué te cuentas.

Besos, maldita.

Anónimo dijo...

muy buen relato y muy buena frase..es triste como dice polvo gente que viene y va, pero aunq fuera por una noche se tuvieron el uno al otro
bessos malditos

Anónimo dijo...

es que de vez en cuando me gusta tu otra cara más 'inocente',,, pero muy de vez en cuando claro jajajaja¡¡¡

yaves, no creo que sea triste. la gente viene y se va pero hay veces que en un amante es lo mejor. porque sabes que prolongarlo más lo único que va a hacer es acabar matando lo que había. porque alguien necesita una libertad. o porque hay veces, sin necesidad de unas palabras, que sabes lo que hay y lo que va a haber y lo aceptas.

quizá si fuera más de una noche, se hubiera estropeado la magia.